Guadalajara.— Guadalajara es “provinciana y segura”, dice el alcalde Ismael del Toro Castro al encabezar los festejos del 477 aniversario de la cuarta y definitiva fundación de la también llamada Ciudad de las Rosas, pero el edil olvida o ignora el significado peyorativo de “provincia” y la realidad que llevó al gobierno federal a incluir este municipio entre las regiones prioritarias del país por sus altos índices delictivos.

Los datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública señalan que durante 2018 en la capital de Jalisco se cometieron 480 homicidios dolosos, cuatro feminicidios, 328 abusos sexuales, 101 violaciones y 15 mil 381 robos, pero hay que dudar de estas cifras, porque el gobernador Enrique Alfaro asegura que la administración del priista Aristóteles Sandoval maquilló los números para mantener los índices a la baja.

“Estoy seguro que todos hemos escuchado a nuestros padres y abuelos hablar con nostalgia de Guadalajara como la ciudad que, pese a su crecimiento, se mantiene provinciana, fraterna y segura; hoy en su aniversario, es el mejor momento para comprometernos con ella”, dice el alcalde a las afueras de la sede del cabildo, en los cruces de las avenidas Alcalde e Hidalgo.

La Guadalajara de la que habla Del Toro, la de los padres y abuelos, es muy diferente a la que comenzó a perder habitantes desde el inicio del siglo, casi 200 mil en 15 años, según datos del Inegi, que en su último conteo habla de un millón 460 mil 148 personas.

La Guadalajara a la que alude el alcalde no es la de los altos edificios que comenzaron a brotar desde 2010 como estrategia de repoblamiento para generar más recaudación y mayores participaciones federales, pero que han provocado gentrificación en varias zonas.

El 14 de febrero transcurre entre festejos para una ciudad que, al menos en el discurso, pretende ser epicentro de la “refundación” del estado; el pasado 5 de febrero, desde la Plaza Liberación, el gobernador anunció el proceso para instaurar un Congreso Constituyente que redacte una nueva Constitución.

Cae la tarde y por esa plaza cientos de personas deambulan y se preparan para asistir al espectáculo principal de la celebración, polémico no por su contenido, sino por su costo, 26 millones de pesos: el GDLuz.

La pirotecnia, música, luces y proyecciones en edificios públicos se extienden hasta la explanada del Instituto Cultural Cabañas como diversión para una Guadalajara con ilusiones.

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