Son las 02:30 horas, suena el silbato y una voz advierte que nadie puede ir sobre las tanquetas del ferrocarril debido al gas que expide, los migrantes ignoran la indicación; su pensamiento sólo se concentra en su objetivo: llegar a Estados Unidos a como dé lugar, para ello abordan el tren que los ayuda a avanzar 300 kilómetros de Arriaga, Chiapas, a Ixtepec, Oaxaca, donde subirán a otro tren que los llevará a Agua Blanca, Veracruz.