Tapachula.- En medio de golpes y gas pimienta, elementos de la Guardia Nacional (GN) y el Instituto Nacional de Migración (INM) desmantelaron la caravana migrante 2020, integrada por más de un millar de hombres, mujeres y niños principalmente de Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua, quienes por la madrugada ingresaron de forma irregular a territorio mexicano.
A las 5:30 de la mañana del jueves, el contingente logró cruzar caminando el río Suchiate que divide a México con Guatemala, aprovechando el bajo nivel de agua y la falta de vigilancia de la Guardia Nacional y el Instituto Nacional de Migración.
Sin consumir alimentos y llevando consigo botellas de agua y sus pocas pertenencias en mochilas que colgaban en la espalda, los integrantes de la caravana que hace 10 días salieron de San Pedro Sula, Honduras, iniciaron la caminata avanzando ocho kilómetros durante seis horas por la carretera de Ciudad Hidalgo con dirección a esta ciudad. Eran seguidos por seis patrullas con agentes antimotines de la Guardia Nacional, el Instituto Nacional de Migración y varios camiones vacíos.
Un kilómetro antes de llegar al poblado de Frontera Hidalgo el contingente decidió tomar un descanso bajo la sombra de árboles, hasta donde llegó el director de la organización Dignificación Humana, Luis Rey Villagran, para entregarles supuestos formatos de solicitudes de refugio. Se dijo a los migrantes que si presentaban ese documento ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) podrían solicitar la condición de refugiados y evitar la deportación en caso de ser asegurados.
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Dos horas después, una comitiva encabezada por las titulares en Chiapas de la COMAR, Alma Delia Cruz, y del INM, Paola López Rodas, sostuvieron una reunión con el representante de la caravana, José Luis Morales. Informaron a los extranjeros que tenían que entregarse de forma voluntaria a las autoridades migratorias y ser trasladados a cualquiera de las sedes migratorias, para un ingreso ordenado, regulado y seguro.
“Nosotros vamos a respaldar a las personas que soliciten refugio en el país y daremos el seguimiento al procedimiento. Yo soy la representante de la COMAR y el ofrecimiento es que se sientan seguros que se seguirá el procedimiento del reconocimiento de la condición de refugiado”, explicó la funcionaria federal.
Insistió en que tenían que abordar los autobuses de forma voluntaria para que se realizara el registro de los migrantes en las sedes migratorias para un ingreso ordenado y seguro.
A unos 150 metros de donde se resguardaban los migrantes de los fuertes rayos del sol, unos 300 agentes de la Guardia Nacional, Policía Federal y del Ejército Mexicano sitiaron el lugar para impedir la fuga de los “sin papeles” que tenían como objetivo llegar a los Estados Unidos.
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También había unos 15 autobuses y combis conocidas como “perreras” del INM, así como ambulancias con paramédicos de Protección Civil del Estado.
Los elementos que portaban cascos, toletes y escudos realizaron una valla humana, mientras personal de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ONU) tomaban nota del movimiento que realizaban.
Poco después de las 15:00 horas, la Guardia Nacional avanzó hacía el contingente de hombres, mujeres y niños, a quienes lanzó en la cara gas pimienta para someterlos.
En medio del llanto, crisis nerviosa de mujeres y niños que se desmayaban por la deshidratación, falta de alimento y ardor del gas pimienta; en dos horas los migrantes fueron sometidos y subidos a los autobuses.
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“Nos gasearon y andamos con niños”, decía Yesenia, quien viajaba con su esposo y su bebé; mientras eran conducidos a los autobuses por agentes migratorios.
“A mi hijo lo hirieron, no hicimos nada, nos echaron gas en la cara, no somos delincuentes, venimos huyendo de la delincuencia, a mi hijo me lo quieren matar”, señalaba una mujer de Guatemala en medio del llanto.
Paramédicos también atendieron en el piso a mujeres desmayadas y otras en shock.+
***Con información de Diana Lastiri