La mañana de ayer fue de luto y desolación. Cinco familias oaxaqueñas amanecieron sumidas en la ausencia, puesto que uno de sus miembros les fue arrancado de golpe. Son las familias de los cinco elementos de la Policía Estatal asesinados la tarde del viernes durante una emboscada en el paraje La Cementera, perteneciente a San Vicente Coatlán, municipio de los Valles Centrales ubicado en los límites de la Sierra Sur.

La madrugada de ayer, esposas, madres e hijos, así como compañeros de trabajo esperaron por el traslado de los cuerpos de Máximo M., Hildeberto F., Pedro L., Bryan T., y Germán J. Fue después de las 9:00 horas cuando arribaron las carrozas fúnebres a la capital.

En San Bartolo Coyotepec, en el cuartel de la Policía Estatal, corporación que además de las cinco bajas contabiliza a dos lesionados, se realizó un pase de lista a modo de despedida.

Pero no sólo se respira el duelo, entre los uniformados permea la indignación. Surgen los reclamos por la inseguridad y la falta de condiciones dignas para desempeñar la labor de cuidar a los otros, de morir por los otros: “Los sueldos son bajos, no tenemos uniformes, para muchos no hay seguridad social ni equipo”, lamentan los policías.

Hasta el viernes pasado, la asociación civil Causa en Común contabilizaba 10 elementos de diferentes corporaciones ultimados en Oaxaca en lo que va del año. A esa cifra, la tarde de ayer se sumaron de golpe las cinco bajas del viernes.

Ayer, el titular de Seguridad Pública de Oaxaca (SSPO), Raúl Ernesto Salcedo Rosales, declaró que los apoyos a los familiares de las cinco víctimas están garantizados, y podrían consistir en becas, así como en la entrega de los respectivos seguros de vida a los deudos. Aseveró que se dará seguimiento a los casos, sobre todo si hay menores en orfandad.

Sobre la emboscada, precisó que el ataque sucedió en un tramo en construcción de la supercarretera —que algún día comunicará a la capital con la Costa— cuando los policías atendían una denuncia de robo de maquinaria interpuesta por una constructora. Los agentes iban armados, pero “fueron víctimas de un ataque ventajoso”, detalló.

No fue la única dependencia que prometió justicia. La Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO), a través de un comunicado, informó que se llevará a cabo una investigación para proceder conforme a la ley contra los responsables.

La noche del viernes, el gobernador del estado, Alejandro Murat, condenó vía Twitter los hechos, se solidarizó con los deudos e instruyó a la fiscalía local realizar una investigación exhaustiva del caso.

“Dios nunca muere”

En el patio del cuartel de San Bartolo Coyotepec, uniformados y familiares rinden un homenaje de cuerpo presente. La notas de “Dios nunca muere”, el himno que dedicó Macedonio Alcalá al pueblo oaxaqueño, suenan profundas interpretadas por la banda de música de la Policía Estatal, en esta, la despedida a los que no volverán a este inmueble.

Lo que sigue es protocolo. Coronas de flores, banderas extendidas. Discursos, pero entre las formalidades del homenaje también se escucha un ensordecedor grito que exige “¡justicia!”. Son los propios policías, guardianes del orden, quienes la demandan, mientras los familiares lloran sosteniendo fotografías de los agentes asesinados.

Tras la ceremonia, los cuerpos fueron llevados a los lugares donde habitaron. Las carrozas partieron con destinos distintos: Cuicatlán, en la Cañada; Zimatlán, en los Valles Centrales, y otras comunidades que hoy siguen llorando.

Pero el llanto no viene solo. El ataque a los policías trajo indignación y reclamos. A través de las redes sociales, usuarios exigen salvaguardar la vida de quienes tienen a su cargo la seguridad de todos. “Las corporaciones continúan trabajando en las ocho regiones del estado”, señala SSPO en su último tuit.

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