De forma rápida, la plaza principal del municipio de Tancanhuitz se comenzó a llenar pasado el medio día. Pese a la gran afluencia, se percibía un silencio poco usual, acompañado de asombro y abrazos entre los asistentes que se fueron reuniendo para participar en el homenaje de cuerpo presente de Jesús Franco Larraga, edil asesinado la noche del domingo mientras circulaba sobre la carretera Valles-Tamazunchale a unos metros de su vivienda.
Maestros, transportistas, compañeros de gabinete, grupos de las comunidades más lejanas, familiares y amigos, todos reunidos para decir adiós al “amigo que soñó con transformar la vida de los tancahuicenses”.
El féretro fue colocado al centro, a sus espaldas una valla de coronas y flores en honor a Franco Larraga. Los asistentes en grupos, y algunos otros, en lo individual compartieron sus recuerdos y los momentos que vivieron alado de Jesús Franco, recordándolo siempre como un joven entusiasta reconocido desde pequeño por su gran corazón y servicio.
“No solo lloramos su partida sino que celebramos la vida de un hombre que dedicó cada día de su existencia para servir a los demás. Su trabajo y amor por Tancanhuitz perdurarán en las acciones que impulsó y las vidas que tocó”.
El silencio y los sollozos se interrumpieron por el grito de “presidente” y también de “justicia”.
“De una ruin manera y de forma cobarde le arrebataron la vida, que no se olvide que hay un pueblo que clama justicia”, compartió uno de los maestros que atestiguó el crecimiento del joven edil.
Tras el homenaje, una banda y música incesante acompañó al cuerpo camino a parroquia, a su paso también lo siguieron los pobladores, quienes entre aplausos corearon el nombre de Jesús Franco.
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