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Pascualita, un maniquí que se encuentra en una tienda de vestidos, es una de las leyendas más conocidas y populares de Chihuahua y que perdura en la actualidad.
Desde hace 87 años, tiempo que ha estado la figura en el aparador de “La Popular”, se han contado cientos de historias sobre el maniquí, el cual se ha convertido en atractivo turístico de la ciudad.
La versión más popular cuenta que apareció en el aparador de la tienda el 25 de marzo de 1930. Pascualita Esparza Perales de Pérez, entonces dueña del local, la mandó traer desde Francia.
Otra versión señala que más bien la adquirió en el Distrito Federal (ahora Ciudad de México) en una prestigiosa tienda conocida como “El Puerto de Liverpool”, donde compraba mercancía que revendía en su local.
Se cree que adquirió el maniquí por su aspecto bello y realista y además porque se parecía bastante a su hermana, quien se encargaba de confeccionar los vestidos que se vendía, e incluso a ella misma.
Desde el primer momento en que estuvo en “La Popular” fue admirada por todos los que pasaban por el lugar, y aunque la dueña la nombró “Conchita” por su aparición en el día de La Encarnación, por su parecido con la dueña se le quedó el nombre de “Pascualita”.
Otra versión cuenta que la primera dueña de la tienda tenía una única hija la cual fue asesinada por un pretendiente que, celoso y triste porque iba a casarse con otro, la apuñaló. Hay también quienes cuentan que en realidad falleció el día de su boda por la picadura de un insecto que se encontraba oculto en su corona de novia.
Ambas versiones señalan que al morir, su madre decidió embalsamar el cuerpo para después vestirla de novia y exhibirla en la tienda para que se viera igual de hermosa que el día de su boda y poder verla todos los días, con lo cual aprisionó el alma de su hija.
Si importar cual sea la historia que escuches, el aspecto realista de Pascualita ocasionó que surgieran rumores de que estaba viva y se movía por las noches cuando el local se encontraba vacío, o que sonreía a algunas personas.
Los rumores se hicieron más frecuentes en 1967, cuando doña Pascualita Esparza falleció. En ese entonces algunas personas aseguraban que el maniquí los seguía con la mirada o que el fantasma de la dueña los seguía por un tiempo si miraban fijamente la figura.
Actualmente se encuentra visitando la Ciudad de México, gracias a Cerveza Victoria, quien la trajo para formar parte del Hotel de Leyendas Victoria, en un esfuerzo porque todos conozcamos la riqueza cultural de otros estados.
afcl