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Álvaro Obregón.— Eva y Elsa Santiago Sánchez son dos hermanas artesanas de textil tradicional en Álvaro Obregón, agencia municipal de Juchitán, que desde hace dos años peregrinan entre su pueblo, Ciudad Ixtepec, Juchitán y la ciudad de Oaxaca para denunciar el fraude que cometió un despacho jurídico contra ellas y otras 30 zapotecas artesanas y elaboradoras de totopos, aprovechándose de su necesidad de una vivienda digna.
El 27 de enero de 2020, recuerda Eva, le llegó la propuesta de un proyecto de construcción de casas ecológicas y el programa Tres Kilos de Ayuda. Ella fue la primera en anotarse con el despacho jurídico Posada y Asocia2, que promovía la obra en alianza con la organización internacional Acción Contra el Hambre, según los documentos que les entregaron.
Para marzo, Ricardo Posada Posada, representante legal del despacho, se presentó en la comunidad, que ya contaba con dos grupos de mujeres enlistadas. El de Eva tenía anotadas a 32 artesanas y elaboradoras de totopos; otra más reunió a 70 personas. El anzuelo para convencerlas, explican, fue la entrega de Tres Kilos de Ayuda, de arroz, frijol y azúcar.
“Se anotaron muchas mujeres. Luego, luego repartieron las despensas. Cuando vieron que cumplieron la gente comenzó a anotarse en el proyecto de las casas y en marzo comenzamos a dar entre 6 mil a 8 mil pesos cada participante.
“En el pueblo de Álvaro Obregón las mujeres son pobres y sobreviven con lo que venden. Muchas empeñaron sus alhajas, vendieron sus animalitos, pidieron préstamos para poder dar el dinero”, explica Eva Santiago.
Para julio de 2020, las mujeres exigieron el inicio de las obras, para levantar viviendas de 60 metros cuadrados, según los contratos. Llegaron topógrafos, les exigieron la colocación de las bases para las casas con materiales cementantes, por lo que volvieron a empeñar sus cosas y se endeudaron más.
“Somos mujeres pobres que pedimos préstamos para hacer las bases, y los intereses nos están comiendo. Creímos en Ricardo Posada porque tenemos necesidad de casa, apenas y tenemos un techo con que cubrirnos, así que el proyecto nos dio esperanzas, pero fuimos engañadas y ahora tenemos problemas”, explica Rosalida Pineda López, elaboradora de totopos.
Después de la construcción de las bases no hubo más. Para finales de 2021 concluyeron que fueron presas de un fraude, así que buscaron a Ricardo Posada en sus oficinas de Ciudad Ixtepec para recuperar lo invertido, que para entonces ascendía a más de 220 mil pesos tan sólo de las 32 mujeres, más 400 mil pesos que invirtieron en las cimentaciones.
El despacho les prometió regresar el dinero y luego desapareció. Entonces buscaron el apoyo de la Alianza Regional Simona Robles.
Rogelia Gonzáles Luis, representante de la organización, señala a EL UNIVERSAL que hay muchas defraudadas más en el Istmo de Tehuantepec, por lo que se decidió llevar este asunto a instancias legales.