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La Paz.— Las repercusiones de una severa crisis económica y sanitaria, partidos políticos desacreditados, Morena dividido y una oposición panista y priista sin liderazgos definidos conforman el escenario en el que se desarrolla el proceso electoral en Baja California Sur.
Así plantea el profesor e investigador Francisco Javier Lozoya del Pino, de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, el escenario en que se desarrolla el proceso electoral y que marcará la jornada del próximo año, en la que en BCS se habrán de renovar la gubernatura, cinco ayuntamientos, el Congreso local (16 diputaciones de mayoría y cinco de representación proporcional) y dos distritos federales.
“Los partidos políticos son de las instituciones más debilitadas y carentes de credibilidad, y la ciudadanía está observando incluso su comportamiento antes de las campañas y en plena pandemia”, agregó el politólogo.
Por ello, sostuvo, “será sin duda una elección compleja en BCS, porque hay un escenario de crisis por un rezago histórico en materia de pobreza, indicadores de corrupción e impunidad, entonces hay desconfianza en las instituciones, en los partidos políticos y hay un escenario internacional que puede influir, y desde luego está la pandemia”.
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Se añaden, dijo, otros factores que la gente podría considerar al hacer evaluaciones sobre quienes gobiernan actualmente BCS, como la falta de instalación del sistema estatal anticorrupción (sin nombramiento de fiscal), aspectos aún de inseguridad sin resolver y un desarrollo económico desequilibrado entre el norte y el sur del estado.
En su opinión, Morena llegará fortalecido a la elección por el “gran impacto” que aún tiene la figura presidencial, incluso cuando no aparezca en la boleta. Pero, dijo, esta fortaleza podría no ser del tamaño que esperan sus líderes ante las confrontaciones entre morenistas locales, denostaciones y falta de acuerdos.
A ello se suma la tensión entre diputados morenistas, de mayoría en el Congreso, y el gobernador Carlos Mendoza Davis (PAN), quien llevó el caso hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación, “evidenciando la falta de capacidad de dialogar”, apuntó.
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Para el investigador, Morena, aunque debilitado, sigue siendo el partido puntero en la entidad, mientras que la oposición, especialmente PRI y PAN, “no crearon sus fortalezas, de tal forma que hoy no vemos liderazgos bien definidos, fuertes, para generar un reposicionamiento.
“Podemos contar con los dedos de la mano los liderazgos en el partido en el gobierno estatal (PAN), que prácticamente quedó anulado en 2018, con sólo un diputado en el Congreso y una alcaldía, pero el gobernador tuvo una votación de 44% y esto no se aprovechó. No surgieron liderazgos sociales que nos puedan dar definiciones claras de las candidaturas en el PAN y tampoco en el PRI, que está desaparecido”.
Explicó que tanto Morena como Acción Nacional deberán replantearse las estrategias, a fin de tener un diálogo con la sociedad civil para, en principio, asegurar el voto duro que hayan perdido.
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Lozoya del Pino planteó que Morena y PAN tienen los próximos siete meses, antes de la elección de junio de 2021, para lograr una estrategia de penetración, de uso de medios y diálogo con la comunidad, y así vencer la baja concurrencia en las votaciones que se vaticina frente al contexto de la pandemia, condiciones de inseguridad y económicas.