La Morita.— Desde hace más de una década, la comunidad LeBarón ha enfrentado la pérdida violenta de sus miembros, desde entonces, la resiliencia ha sido su única alternativa.
Ayer asistieron a dos funerales en los que estuvieron presentes más de 700 personas llegadas de varias partes de México y Estados Unidos, incluyendo a vecinos de Bavispe, San Miguelito y hasta la gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, quien arribó en helicóptero.
En un jardín cuidado con detalle y rodeado de granados, los parientes más cercanos evocaron los recuerdos más divertidos de Downa y sus hijos, incluso provocando la risa de los presentes, aunque al final de cada participación fueran inevitables las lágrimas.
En una plegaria de dolor y agradecimiento, el esposo de Downa dio gracias por sus hijos que sobrevivieron y despidió a sus seres amados: “Guardaremos sus recuerdos en nuestra mente y en nuestro corazón”, finalizó, para después abrazar a sus hijos y contemplar la partida de los tres ataúdes que eran llevados al panteón en vehículos con placas de Chihuahua y Texas.
Una pequeña en muletas, con una herida en la pierna derecha, y otra menor con una venda en el brazo, dos de las sobrevivientes de la masacre, subieron a los vehículos para acompañar a su madre y hermanos a su última morada.
Minutos más tarde inició el funeral de Rhonita y sus cuatro niños, quienes murieron acribillados y calcinados en uno de los vehículos.
Al frente del jardín colocaron tres ataúdes, Rhonita y sus gemelos de ocho meses quedaron en la misma caja; las otras dos eran ocupadas por los niños más grandes.
“Amigos, hermanos y parientes, su presencia hoy aquí es muy significativa, quiero pedirles, en nombre de Rhonita, que quedemos firmes ante esta tragedia”, dijo Adrián LeBarón, padre y abuelo de las víctimas, quien también llamó a los presentes a ayudar a buscar respuestas de lo ocurrido: “Encuentren las respuestas a esta tragedia por el bien de estos niños”.
La familia de Rhonita llamó a que la brecha donde ocurrió la masacre se convierta en un camino seguro para todos los que decidan cruzar, y destacó que no sólo la vida de la comunidad LeBarón debe estar protegida, sino la de todos.
Julián LeBarón, activista social, acusó complicidad por acción y omisión a los tres órdenes de gobierno. “No creo que las autoridades [mexicanas] puedan hacer justicia; las instituciones están corrompidas hasta la médula; nos dijeron que no llegaban porque no tenían gasolina”, agregó. Por eso se dijo dispuesto a acudir a las autoridades de Estados Unidos para esclarecer los hechos.
Previo a los funerales, Adrián LeBarón descartó que lo ocurrido con su familia fuera una confusión de un grupo del crimen organizado, como dice el gobierno.
“No fue un ataque hacia nosotros, pero no hay confusión, a alguien le están queriendo lanzar un mensaje y usaron a nuestra familia”, dijo.
Horas después, con el último rayo de sol, Rhonita y sus cuatro pequeños fueron llevados al panteón.