Zacatecas.— “El está matando a gente inocente y nadie hace nada para detenerlos”, dice en medio del llanto Roberto Esqueda, familiar de Alexia, una de los cuatro jóvenes que fueron asesinados por el crimen organizado el fin de semana.

“¡Tenemos miedo por las represalias que pueda haber, pero es más el coraje que nos invade, por eso alzamos la voz para exigir justicia!”, asegura.

Alexia Ábrego Esqueda, de 25 años de edad, era originaria del municipio de Francisco R. Murguía. La joven tenía poco más de un año que había egresado de la carrera de Sicología en la Universidad Autónoma de Zacatecas y trabajaba como educadora en un jardín de niños privado.

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En redes sociales circulan videos de las clases virtuales; se observa cómo enseñaba y apapachaba a sus pequeños alumnos, quienes hoy preguntan a sus padres qué le ocurrió a “miss Alexia”. A su velorio, realizado en el municipio de Río Grande, llegaron cartas de despedida de sus estudiantes, al igual que decenas de arreglos florales y globos.

Roberto, primo de la joven, relata que “ella no le hacía daño a nadie, estaba limpia, no tenía nexos con nada ilícito, era una jovencita muy alegre y llena de ilusiones”, simplemente el pasado viernes quería divertirse en compañía de sus amigos: tres hombres y otras dos mujeres, quienes se trasladaron en dos vehículos a un antro de la capital.

En la madrugada del sábado, al salir del lugar, integrantes del crimen organizado los interceptaron y sometieron.

Una de las mujeres logró escapar, fue ella quien alertó a las familias de Alexia, Valeria Landeros, Irving Castor, Natalio Torres y Luis Ángel Manzanares.

Luego de interponer la denuncia correspondiente ante la Fiscalía de Zacatecas, las familias comenzaron la búsqueda.

El domingo, tras la noticia del hallazgo de una camioneta con tres cuerpos masculinos, tenían la esperanza de que Alexia estuviera viva, después se supo de un cuarto cadáver, era el de ella.

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La familia de la joven exige al gobernador David Monreal y al fiscal Francisco Murillo que “hagan su trabajo y esclarezcan el caso”, pues temen que se dé carpetazo y se conviertan en cifras, por el argumento de las autoridades sobre que en la camioneta gris había cartulinas con mensajes alusivos a un grupo delictivo.

“Hoy nos damos cuenta de que cualquiera, sin deberla ni temerla puede ser víctima de los cárteles. Siempre que ocurrían hallazgos de cuerpos, el gobernador declaraba que eran parte del crimen organizado o que andaban coludidos, pero en este caso no. Aquí son personas inocentes”, aseguró Roberto.

“¿Qué está haciendo el gobierno del estado para ubicar a los responsables? Si no puede, entonces que intervenga el gobierno federal. Son cinco familias devastadas: cuatro por estas muertes y otra más está desesperada por la desaparición de Valeria. ¡Todos queremos respuesta y justicia!”, agregó.

En el recorrido al panteón, familiares y amigos, con globos blancos y una gran manta, realizaron una marcha pacífica.

Los otros funerales

A la par, los funerales de Irving, Natalio y Luis se realizaron en el municipio de Nieves.

El alcalde Javier García dijo que su pueblo estaba de luto, pues este caso ha impactado a los habitantes y considera que no hay palabras que den consuelo a las familias, además de que no se pierde la fe de que Valeria regrese con vida.

Este pueblo tiene 20 mil habitantes que se dedican a la agricultura y ganadería. Los jóvenes que buscan seguir con sus estudios dejan el pueblo. El gobernador no ha dado declaraciones sobre el caso ni ha emitido condolencias públicas por el asesinato de los jóvenes.

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