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De origen maya, la maestra y directora María Candelaria May Novelo busca, desde su ámbito de trabajo, inculcar y preservar la identidad de esa cultura en sus alumnos, para lo cual dispuso que todos los lunes, los 150 estudiantes de la primaria Ignacio Allende, del municipio de Valladolid, vistan trajes regionales en vez de los clásicos uniformes.
Esta es la única escuela en todo el estado donde se ha implementado dicha actividad. Así, las niñas portal un huipil bordado y los niños una camisa o guayabera blanca y el pantalón del mismo color.
“Se trata de mantener y acrecentar la identidad indígena en las nuevas generaciones y hacer que vistan los trajes que identifican a Yucatán y la cultura maya es una forma adecuada de hacerlo”, cuenta a EL UNIVERSAL la docente, quien desde niña recibió la misma educación de sus padres: nunca relegar u olvidar sus costumbres tradicionales, su lengua materna y todo lo que representa la cultura de sus ancestros.
“Es una pequeña aportación, un granito de arena, contra las políticas de educación que invisibilizan a los indígenas, pues al Estado no le interesa que los pueblos originarios se empoderen”, explica.
El inicio
La maestra recuerda que todo comenzó con un concurso de escoltas en 2012, cuando propuso a los padres de familia que las alumnas usaran un huipil de color rojo en lugar del uniforme para ese tipo de actividades, lo que llamó la atención de las autoridades educativas.
“Fue un proceso de sensibilización a los padres de familia, les he hablado del porqué es importante fortalecer la identidad de los niños y su cultura, y tanto ellos como los alumnos están contentos con la iniciativa”, indicó la maestra, al reconocer que hoy día los maya hablantes sufren discriminación por parte de la sociedad yucateca.
Aunque reconoce que en un principio no fue tratada amablemente por algunos maestros y las mismas autoridades educativas, quienes se referían a ella como “india” y criticaban que se vistiera con el huipil.
De hecho asegura que sufrió violencia institucional, al grado de que fue cambiada de plantel por presiones de una profesora que no estaba a gusto con su labor como directora.
Dos años después regresó a la primaria Ignacio Allende y con el apoyo de los padres de familia y de sus colegas recuperó esa iniciativa de fortalecer la identidad maya de los niños.
En otras escuelas
En relación a que otras escuelas adopten esa medida, la maestra sostiene que no se trata de “replicar por replicar”, sino de que los docentes y directores que tienen origen étnico se den la oportunidad de reencontrarse con su propia identidad. Eso, agregó, permitirá, como es su caso, que el eje transversal en sus labores educativas sea la promoción y recuperación de su origen étnico a favor de los estudiantes.
La directora, a quien sus alumnos llaman “maestra Candy”, se considera una promotora cultural del pueblo maya y de su identidad, por eso trabaja de manera activa en la escuela en visibilizar a los indígenas a través de la educación.
Lo que también implica la organización de diferentes actividades para que los estudiantes se sientan orgullosos de sus orígenes étnicos. Una de estas dinámicas es la invitación de profesionales de la ciencia, la investigación y de la literatura que son hablantes del maya con el objetivo de que compartan con los niños sus experiencias: “Que vean que esos profesionales fueron niños como ellos y que ahora tienen una importante trayectoria, que sepan que pueden ser grandes personas y sin olvidar su orígen”. Asimismo, los nueve maestros de la escuela, incluyendo los de Educación Artística y Educación Física, ponen de su parte; toman un diplomado de Lengua Maya, lo que les permitirá tener mayores habilidades para darle clases a los estudiantes.
“Para protegerme de la discriminación, mi padre que era maya hablante me creció enseñándome español. Ahora es momento de reivindicar mis orígenes”, recalca la directora.
La profesora lamenta que en Yucatán y en México se establezcan escuelas del sistema general en comunidades indígenas, como es el caso del plantel que dirige, puesto que ello no permite cumplir el marco legal en cuanto a pertinencia lingüística.
“Eso es el primer ejercicio de discriminación, porque se están instalando centros educativos que no tienen pertinencia cultural ni lingüística para los niños de esas localidades”.
afcl