Ciudad Hidalgo, Michoacán
¡Todos a bordo!, es el llamado que esperan todos los niños para iniciar su vuelo mágico en la biblioteca virtual más grande del país, la cual está montada en un avión real, donde el aprendizaje y la diversión se conjugan para los pequeños visitantes que acuden a diario.
Este lugar fue ideado para acercar a los menores al conocimiento, pero también para estimular la participación ciudadana en el fortalecimiento del tejido social y fomentar la cultura como un medio de cohesión, inclusión y prevención de la violencia.
La Biblioteca en las Nubes se encuentra en el oriente de Ciudad Hidalgo, tomando por la carretera 15 Morelia-Toluca y el camino al Hospital Regional Ciudad Hidalgo.
Yanet Martínez Sánchez, encargada de los recorridos, explica que este espacio sirve para que niños de preescolar, primaria, secundaria, preparatoria y hasta universitarios incentiven su lectura y realicen trabajos de investigación; “para que puedan nutrir más su capacidad de aprendizaje en cualquiera de las secciones del avión”, destaca.
Uno de los atractivos más demandados es la primera sección de la aeronave, donde se encuentra la cabina de mando. Ahí, los visitantes pueden experimentar en un programa de realidad virtual, donde los pequeños se convierten en pilotos de un avión, mediante un simulador de vuelo.
Vuelo raso a Michoacán
La Biblioteca en las Nubes o “biblioavión” fue puesta en marcha en abril de 2018, 10 años después de su último aterrizaje en la Ciudad de México. La aeronave fue pilotada por última vez en abril de 2008 por el capitán Alejandro Márquez y tenía una capacidad para 165 pasajeros, más la tripulación.
La adaptación y funcionamiento está a cargo de la Asociación Suena México Suena, con el aval de la Secretaría de Cultura del gobierno federal. El exdiputado federal (PRD) Norberto Antonio Martínez Soto fue quien hizo las gestiones para hacer posible este proyecto y hoy es legislador local y forma parte de la asociación.
Desde su inauguración, este espacio se encuentra abierto sin costo para niños, con la finalidad de que sea más atractivo, lo conozcan y regresen.
La capitana de 10
La pequeña Kathy acaba de concluir el tercer grado de primaria con reconocimiento especial por su excelente promedio de 10 en la escuela pública 18 de Marzo, ubicada en el centro de Ciudad Hidalgo, a 112 kilómetros de la capital de Michoacán.
La pequeña de ocho años nunca se había subido a un avión real y mucho menos lo había piloteado; fue hasta que visitó la Biblioteca en las Nubes cuando su sueño se cumplió en el simulador de vuelo.
Desde que llegó, la emoción se reflejó en su mirada, entrelazó sus manos y sus mejillas se sonrojaron cuando le dieron el paso a la cabina de mando, donde se acomodó en el asiento del piloto. Al principio, sus manos se tensaron, pero no tardó muchos segundos en tomar el control de la aeronave —en el simulador— para iniciar el despegue de un Boeing 727.
Kathy es hija única y una de las mejores alumnas de la escuela primaria. No deja de entonar la canción reggaetonera de “Despacito”, la cual, dice, es su favorita; asegura que le gusta la pizza, el futbol y su película preferida es La vida secreta de tus mascotas.
Lo que más anhela es ser médico veterinaria y que el mundo entero haga conciencia sobre el cuidado del medio ambiente, asegura la pequeña Kathy a EL UNIVERSAL. “Que ya no hubiera tanta contaminación, que la gente no tire más basura en las calles, que no se usen tanto los vehículos y se respeten los árboles”.
Luego de su exitoso aterrizaje, Kathy y sus compañeros pasaron a la parte del fuselaje del avión, donde también hay otras atracciones interactivas. En esa sección de la aeronave, los alumnos hicieron uso de las computadoras y tabletas electrónicas dotadas de internet de alta velocidad, que cuentan con programas acordes a cada edad.
En esa área se ubica la biblioteca virtual que cuenta con tecnología de vanguardia y prácticamente cualquiera la puede consultar de una forma sencilla; un poco más atrás, están una sala de proyección y pantallas.
En la cola del avión se localiza la sala de lectura, donde la comodidad es básica. En esta área, Amairany y Erwin, lucen muy concentrados. “Me gustó mucho venir aquí a un avión a leer. Está todo muy tranquilo. Leí el libro de Alicia en el país de las maravillas y otro de los peces”, afirma Amairany.
Para este grupo de niños el viaje terminó por esta vez, pero amenazaron con regresar, pues la mayoría coincide en que la experiencia fue inigualable y motivadora para emprender más alto el vuelo de la enseñanza y la cultura.
En la parte trasera del fuselaje —donde está la escalera de salida— a todos se les ve descender satisfechos de lo que para la mayoría fue su primera experiencia en un avión, lo que reflejan con una sonrisa en sus rostros.
Aplauden iniciativa
Mientras los menores descienden y se forman para ir a la salida, en la sala de espera ya estaba —junto a otros padres de familia— la señora Ángeles Soto Peña para recibir a su hija.
“Es muy bonita experiencia, hasta para uno que no tiene el conocimiento de lo que son los aviones y más que nada a ellos [los niños] que vienen y conocen lo que es un avión”, dice la señora.
La mujer considera que lo mejor para los niños es conocer a fondo lo que es una biblioteca y más en una forma tan divertida como en una aeronave.
“La biblioteca está equipada con computadoras y eso les ayuda a motivarse para seguir estudiando y conocer nuevas cosas”, comenta Ángeles Soto.
Para la docente Edith Silva Núñez, la Biblioteca en las Nubes es un espacio que ayuda en demasía al desarrollo intelectual y académico de los niños, adolescentes y jóvenes en general, pues la experiencia de subirse a un avión no la han vivido la mayoría de los chicos.
“También es muy importante el fomento a la lectura por medio de la tecnología, que en muchos de ellos no está en sus manos [acceder a] cualquier tipo de computadora”, lamenta.
La educadora considera que el hecho de que en la “biblioavión” los niños tengan ese acceso les ayuda a su formación. “Principalmente fomentar la lectura en ellos [niños], porque a veces las pocas oportunidades que tienen para aprovechar la tecnología es de forma negativa”, reconoce la maestra.
Entonces, destaca, es una forma de dar a conocer a niños y jóvenes que también la tecnología se puede aprovechar de forma diferente, positiva y que les ayude en un futuro.