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La vivienda se ubica a unos tres metros del muro que divide a México y Estados Unidos, en la colonia Federal, en Tijuana. La mezcla de idiomas ocurre todos los viernes desde febrero de 2018, cuando unos 30 voluntarios de la organización Espacio Migrante decidieron dar clases de español para extranjeros en La Casa del Túnel, un sitio donde en 2004 se descubrió una construcción —bajo la vivienda— que cruzaba la frontera y servía para traficar sustancias hacia la Unión Americana.
Inicialmente unos 15 haitianos llegaron con la ola que migró a esta frontera desde 2016, para pedir refugio al gobierno estadounidense, pero con el arribo de Donald Trump a la presidencia se quedaron varados en Tijuana, con las puertas cerradas y el riesgo de una deportación casi segura si decidían entrar a Estados Unidos.
Desde ese entonces el grupo prácticamente se cuadruplicó. Según los cálculos de Paulina, tienen cerca de 50 alumnos —la mayoría de entre 20 a 35 años— que terminaron la preparatoria y quieren seguir sus estudios o simplemente buscan adaptarse a la frontera para conseguir un trabajo.
“Yo escuchaba música todo el tiempo, veía programas. Mis favoritas son las de Selena”, comentó Sherline, de 27 años, quien sabe casi todo el repertorio de la cantante texana y reina del tex-mex, para luego cantar tímidamente, frente al resto de los alumnos y maestros voluntarios, “como la flor… como la flor…”, y estallar entre risas.
Las clases son improvisadas, los voluntarios que apoyan a los extranjeros son otros alumnos universitarios de San Diego, Tijuana, o incluso hay quienes en plena maestría se dan el tiempo de perderse en la azotea de La Casa del Túnel, para enseñar a otros cómo querer al español que hablan en la frontera norte de México.
De acuerdo con el último reporte del Instituto Nacional de Migración (INM), en 2016 un total de 87 extranjeros solicitaron una “tarjeta de visitante por razones humanitarias” en Baja California, para 2017 fueron 2 mil 887, y durante el primer cuatrimestre de 2018 la cifra alcanza los 42.
Paulina explicó que algunos sólo quieren comunicarse, otros piden apoyo más complejo, como dominar el lenguaje además de prepararse para los exámenes de admisión a las universidades locales.
“Tijuana se está convirtiendo en destino para muchos migrantes, sobre todo ahora con la administración de Trump, que está cerrando más la frontera. La ayuda no es nada más cuando van llegando, sino se están adaptando y necesitan un lugar adónde ir o una puerta dónde tocar”, dijo la activista.