Pachuca.— El miércoles 3 de agosto, Miguel Herrera vivía una de las peores jornadas de trabajo en sus 30 años como paramédico, ese día tuvo 25 solicitudes de traslado de a un hospital. No pudo cubrirlas todas.

Al llegar al con uno de los enfermos ya había varias ambulancias en espera.

Miguel ocupó el lugar número ocho de la fila de 16 vehículos de emergencia y fue de los privilegiados. La persona que trasladaba era un funcionario, sus familiares habían conseguido un lugar en el hospital, por lo cual sólo tardó una hora en ser recibido.

“En la ambulancia voy solo, no se puede exponer ni a una enfermera o a un familiar, sólo voy con la bendición de Dios”, dice.

Así, con la confianza puesta en su fe, se dirigió a Pachuca y, tras una hora de espera en el hospital, tuvo que ingresar al paciente caminando: “No había camillero, el hospital estaba al límite”.

El joven fue recibido por el personal médico y lo pusieron en una cama de exploración para maternidad.

Lo que empezó mal esa primera semana de agosto, terminó mal, dice Miguel, el paciente murió dos días después.

“Lo que ahora no veo son personas adultas que busquen un hospital, dolorosamente es gente joven, de entre 19 y 50 años de edad. Para ser honesto, no me ha tocado ningún niño, pura persona joven y esto es muy triste”, dice a EL UNIVERSAL.

Un escenario catastrófico

Miguel reconoce que el virus del Covid-19 los sorprendió sin ambulancias, sin insumos y con personas que no se cuidan.

Formado en la Cruz Roja y en diversas áreas de Protección Civil municipal, el paramédico cuenta que decidió trabajar por su cuenta con una ambulancia equipada con toma de oxígeno, lo que le permite dar servicio en los 12 municipios del sur de Hidalgo.

Esta tercera ola ha rebasado los picos de enero y febrero en Hidalgo, donde, en las ultimas 24 horas, se registraron más de 700 nuevos contagios de la enfermedad, lo que ha generado saturación de hospitales y un nuevo repunte en la demanda de oxígeno.

El paramédico relata que ese miércoles negro recibió en total 25 solicitudes de traslado hacía Pachuca, pero por la falta de capacidad de oxígeno de su ambulancia y la sanitización que requiere el equipo y la unidad, sólo pudo realizar dos traslados.

El pasado fin de semana tuvo 12 solicitudes, entre ellas una desde Acapulco a Pachuca.

Lamenta no tener la capacidad de respuesta para todos aquellos que lo necesitan.

“A mi casa vino ya tres veces una persona a rogarme que le diera oxígeno de la ambulancia, pero es algo que no puedo hacer. No es que no quiera, es que no puedo”, dice conmovido.

“He visto pacientes que los llevan en carros, en camionetas y ahí van con su tanque de oxígeno grandísimo atrás. Esto ya es un caos, quédate en casa no hay de otra”, pide Miguel a la gente.

“Veo en la calle, en los tianguis, a gente que sale sin cubrebocas, que lleva niños por un helado, y pienso: ‘¿Qué buscan?, ¿la muerte, más tragedia, más contagio?’ Veo bares y centros nocturnos abiertos y digo: ‘¿En qué mundo estamos viviendo?, ¿hasta cuando vamos a entender?’”.

“Yo estoy en la primera línea de combate y tengo a mis dos pequeños hijos con diabetes infantil y a mis suegros con alto margen de vulnerabilidad, a todos los expongo por la gente que no entiende que debe de cuidarse”, insiste.

Pese a todo, no piensa dejar su trabajo, son casi 30 años de servicio y reconoce que “alguien tiene que hacerlo”.

Servicios médicos, sin capacidad

De acuerdo con el Sistema de Información de la Red IRAG, Hidalgo registra una ocupación de camas al límite, ya que 18 hospitales se encuentran en rojo, 12 de ellos al 100% de ocupación. En camas con ventilador son 12 en rojo, de los cuales siete están al 100%.

Ante el escenario de un colapso hospitalario en la entidad, el gobernador Omar Fayad, y el secretario de Salud estatal, Efraín Benítez, hicieron el fin de semana un llamado a la población a no salir, a tener un pacto de cuidado ante la cepa Delta del Covid-19, que avanzó en 42 días, lo que la original lo hizo en 11 meses.

El mandatario estatal anunció nuevas medidas como suspensión de clases presenciales en escuelas; aforos de 30% en antros, centros nocturnos, bares y cantinas, así como en de eventos masivos, cívicos, ferias, carnavales, además de la prohibición para la venta de bebidas alcohólicas en casas de juego, casinos, boliches y billares.

En balnearios y centros recreativos, aforo máximo de 50%.

Sin embargo, en las calles la vida sigue su curso y la gente camina sin aparente preocupación, mientras que en las afueras de los hospitales las familias de los pacientes esperan, algunos sentados en las banquetas, otros de pie, unos rezan por la salud de sus familiares, mientras la información corre a cuenta gotas.

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