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Aunque en las últimas administraciones estatales de Oaxaca se apostó por la construcción de 150 plantas de tratamiento para atender el problema ambiental que dejan las aguas residuales, sólo 25 de ellas funcionan adecuadamente, 30 operan de manera deficiente y las otras 95 están abandonadas, confirmó a EL UNIVERSAL la Comisión Estatal del Agua (CEA).

Por ello, ahora el gobierno estatal busca la forma de echarlas a andar mediante un órgano desconcentrado que se encargue de operarlas.

En el olvido, 95 plantas para aguas residuales en Oaxaca
En el olvido, 95 plantas para aguas residuales en Oaxaca

De acuerdo con el sitio de transparencia presupuestaria del gobierno estatal, entre 2011 y 2015 la administración de Gabino Cué invirtió 215.4 millones de pesos para la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales, por lo que en 2016 esta infraestructura se amplió hasta las 143.

A pesar de ello, sólo 46 funcionaban parcialmente, es decir, 67.8% de las plantas eran inoperantes. Según datos oficiales, estas 143 plantas tenían capacidad para 88.5 millones de metros cúbicos de aguas negras, pero la cantidad ascendía apenas a 26.4 millones.

Causas del abandono

La situación se detectó al inicio del sexenio de Alejandro Murat, cuando, de acuerdo con el Plan Sectorial Vivienda y Servicios Básicos 2016-2022 de la Secretaría de Finanzas, se visitaron 66 plantas y se estimó que la entidad debería tener la capacidad de tratar 2 mil 444 litros de aguas residuales por segundo, pero la capacidad de las plantas diagnosticadas era de apenas mil 984 litros.

En el olvido, 95 plantas para aguas residuales en Oaxaca
En el olvido, 95 plantas para aguas residuales en Oaxaca

Benjamín Fernando Hernández Ramírez, director general de la Comisión Estatal del Agua, sostiene que esto es resultado de la falta de planeación de gobiernos anteriores en la edificación de estas construcciones.

Dice que se detectaron dos factores que provocaron su abandono. El primero es que nunca se asesoró a los municipios sobre lo que implicaba una construcción de este tipo, es decir, costos operativos y personal especializado.

“El gobierno les construyó las plantas y se las dejó para que las administraran, pero no contaban con los recursos financieros para ello”, explica.

El segundo factor fue que muchos municipios no tenían la infraestructura para llevar el agua residual a las plantas: no había drenaje completo ni colectores.

Además, señala que hay otro grupo de obras que ni siquiera pueden clasificarse como plantas de tratamiento porque el gobierno de Cué no las terminó.

“El gobierno anterior hizo varias plantas con contratos multianuales que nunca se terminaron, por eso no se contabilizan de esta forma. Por ejemplo, la de Tlaxiaco que iniciaron y ni bien la terminaron”.

El director de la CEA explica que estas obras se dejaron tantos años abandonadas que cuando se quisieron retomar “se tenían que actualizar los proyectos, rehacerlos y además la infraestructura que ya se hizo está deteriorada, hubo rapiña de cables, de tubos y de cobre”, destaca.

Menciona que la Consejería Jurídica del Gobierno de Oaxaca trabaja en un proyecto para crear un órgano desconcentrado que administre y opere las plantas de tratamiento, con el objetivo de que todas funcionen al 100% y reducir la carga financiera a los ayuntamientos.

Se ha buscado, señala, que las construidas en la actual administración  sean amigables con el medio ambiente, a través del uso de paneles solares, lo cual reduce los costos operativos, que mayormente se generaban por consumo de energía eléctrica.

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