Juchitán.— Cuando a Paula Ya se le pregunta si va a detener sus actividades este próximo 9 de marzo, como parte del paro Un día sin nosotras, no duda ni un segundo y responde afirmativamente. Para esta joven zapoteca de 25 años, originaria del pueblo de Álvaro Obregón, en el Istmo de Tehuantpec,  acciones como ésta son un acto de rebeldía.

El temperamento aguerrido y rebelde de Paula López López, su nombre real, tiene mucho que ver con ese carácter propio de la gente  de su pueblo, pues es una de las pocas comunidades  zapotecas que aún están en resistencia contra los proyectos extractivos y eólicos que promueven el gobierno federal y las transnacionales.

Paula es supervisora de entrevistadores del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informativa  (Inegi),  a su cargo están cuatro mujeres más que también se sumarán al paro nacional esperando contribuir con su resistencia a lograr justicia para las ausentes: las desaparecidas y asesinadas, así como igualdad de derechos en todos los ámbitos.

“Yo tenía programado unirme al paro, porque estoy a favor de esta lucha auténtica de las mujeres, porque sólo uniéndonos podremos lograr cambios; mis compañeras me dijeron que también se sumaban,  así que decidimos rebelarnos”, platica.

Sobre la legitimidad de la convocatoria realizada por el colectivo feminista Brujas del Mar, y el apoyo y descalificación de partidos y actores políticos, Paula es tajante: somos más las que creemos en el feminismo. “Creo que muchas estamos por lograr cambios, claro que existen los grupos que quieren aprovecharse, pero somos más las que lo hacemos por convicción, porque creemos en el feminismo”, comenta sentada en la entrada del teatro, donde es promotora de participación infantil y juvenil del programa federal Semilleros Creativos.

Esta joven es parte del colectivo  de mujeres zapotecas  feministas Bacuza gui/Luciérnagas, que nació hace tres años, aunque por su trabajo no están tan activas como quisieran, se han dado el tiempo de organizar encuentros culturales de mujeres y para mujeres, así como manifestaciones, todas apartidistas.

López López está convencida de que en el Istmo el movimiento feminista ha crecido mucho en los últimos años, sobre todo con jóvenes de entre 18 a 25 años, la mayoría estudiantes. Las mujeres mayores observan, pero no participan.  “Al principio participaban pocas. Cada vez son más las que están en la lucha”, dice.

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