Guanajuato.— En menos de seis meses —del 23 de mayo al 9 de noviembre— 52 personas han sido asesinadas en cinco masacres registradas en bares de las ciudades de Celaya, Tarimoro, Irapuato y Apaseo el Alto, en el estado de Guanajuato.
En todos los casos, hombres armados entraron a los negocios por las noches y dispararon con armas largas en contra de clientes, meseras y cantineros. En su huida dejaron cartulinas amenazantes firmadas por organizaciones criminales.
El ataque más reciente ocurrió la noche del pasado miércoles en el Bar Lexuz, ubicado a un costado de la carretera Panamericana Celaya-Querétaro, en el municipio de Apaseo el Alto.
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Minutos después de las 21:00 horas del 9 de noviembre, un comando sorprendió a comensales y personal del bar. En el lugar quedaron sin vida cuatro meseras y dos hombres; en el exterior del inmueble murieron tres hombres, dos de ellos en el estacionamiento, a bordo de una camioneta, y uno más en el arroyo vehicular. Dos empleadas del negocio fueron hospitalizadas con heridas de bala.
En la escena, los criminales tiraron cartulinas con mensajes y amenazas firmadas por el Grupo Operativo Sombra Gente del Señor Marro.
Al respecto, la secretaria de Gobierno de Guanajuato, Libia Denisse García Muñoz Ledo, señaló que en la entidad existe una pugna entre grupos criminales que genera este tipo de enfrentamientos violentos.
Cinco ataques en seis meses
El ataque al Bar Lexuz es el más reciente en una cadena de cinco hechos similares, que suman 52 víctimas mortales.
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El pasado 15 de octubre, un ataque contra el centro botanero El Pantano, en Irapuato, dejó 12 personas sin vida.
El 21 de septiembre anterior, en el billar El Harras, municipio de Tarimoro, 10 hombres fueron asesinados. Entonces, el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo señaló que el recrudecimiento de la violencia se debía a una pugna interna en el Cártel Santa Rosa de Lima.
En circunstancias semejantes, el 5 de agosto pasado masacraron a nueve personas —seis hombres y tres mujeres— en el bar 3 Amigos, en la comunidad de San José Nuevo, en Celaya.
La primera masacre de este tipo en 2022 se registró el 23 de mayo pasado, cuando hombres armados dispararon y prendieron fuego al bar y hotel Gala, en la colonia Vista Hermosa, también en Celaya; en este ataque quedaron 12 personas sin vida, ocho mujeres y cuatro hombres.
Extorsiones y venganzas
Los tiroteos en bares, billares, restaurantes o centros botaneros, de acuerdo con el consultor en seguridad David Saucedo, están relacionados con extorsiones que los propietarios se niegan a pagar a los grupos criminales: “En represalia, el Cártel Santa Rosa de Lima (CSRL) incendia los negocios, balea fachadas, asesina a los dueños o ataca a comensales”.
En otros casos los ataques son porque en esos negocios comercializan drogas de cárteles rivales, como lo pueden ser el CSRL y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Ambos recurren a esa táctica, precisó.
En algunos lugares han ejecutado ataques “para asesinar narcomenudistas, halcones o integrantes de cárteles enemigos que se están divirtiendo en bares y centros nocturnos, pero se convierten en masacres porque también matan a meseros y comensales”, explicó.
Atentado tras detención de El Rudy
Con la matanza en el Bar Lexuz culminó la jornada violenta que inició la madrugada del miércoles pasado con incendios a vehículos y un Oxxo, y balaceras a corporaciones policiales en seis municipios, presuntamente en respuesta por la detención de Rodolfo Yépez Ortiz, El Rudy, hermano de José Antonio Yépez Ortiz, El Marro, exlíder del CSRL, ocurrida la madrugada del martes en Baja California.
Historia de ataques
La irrupción violenta de hombres armados en bares de Guanajuato inició el 9 marzo de 2019, una semana después de que el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo aplicara el operativo Golpe de timón, con el que fuerzas federales y estatales entraron a la comunidad Santa Rosa de Lima, en Villagrán, en busca de El Marro y sus secuaces.
La madrugada de ese día fue atacado el centro nocturno La Playa, en Salamanca, donde murieron 15 hombres, varios de ellos presuntamente pertenecían al CJNG. En esa ocasión, el fiscal general del estado, Carlos Zamarripa, vinculó el ataque con el CSRL.
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