Cherán.— Hace 10 años que los habitantes de Cherán, Michoacán, expulsaron a los talamontes, destituyeron a las autoridades municipales y expulsaron a los partidos políticos y su propaganda para volverse a regir por usos y costumbres, pero eso no implica que el nombramiento de sus autoridades sea sencillo.
“Sin altas y bajas no se puede aprender y mejorar. A veces no es lo que uno quiere, pero hay que respetar la decisión de todos”, dice una mujer al salir de la asamblea en la que el Barrio Tercero nombró a quienes lo representarán en el Concejo de Mayores durante los siguientes tres años.
En esta comunidad de casi 20 mil habitantes el voto no es secreto, no hay mamparas, no hay boletas ni credenciales de elector; tras el levantamiento de abril de 2011, esta es la cuarta vez que este municipio de Michoacán nombra a sus autoridades a través de asambleas, en las que se discute abiertamente sobre las razones para elegir o no a quienes aspiran a uno de los 12 lugares en el concejo; tres por cada barrio.
Desde el sábado a las 18:00 horas, los cuatro barrios se reunieron para tratar de llegar a los acuerdos que se formalizarían al siguiente día, ante representantes del Instituto Electoral de Michoacán y medios de comunicación. Sin embargo, las diferencias de opiniones por la trayectoria y edad de algunas de las personas propuestas provocaron que la deliberación no terminara.
Algunos, incluso, preveían que el nombramiento podría aplazarse para convocar a una asamblea general (instancia máxima de autoridad comunal) y así dirimir cada una de las diferencias.
“La convocatoria dice que los k’eris (integrantes del concejo) no pueden tener menos de 45 años, pero algunos de los que quieren y han sido muy activos en la defensa de la comunidad tienen menos y otros que cumplen con la edad no han estado muy activos o apenas empiezan a participar”, explicó un comunero.
Los registros se abrieron a las 10 de la mañana y cerraron dos horas después.
Tras el protocolo de bienvenida, en los cuatro barrios se pidió a los medios de comunicación que salieran para que los comuneros continuaran con las deliberaciones respecto a los términos de la convocatoria.
El método para elegir representantes fue simple y efectivo: mientras los niños corrían entre las sillas y jugaban en los alrededores de la cancha central, detrás de cada aspirante se formó la gente que le daría su respaldo; muchos de los presentes no estuvieron de acuerdo y comenzaron a dejar la asamblea molestos. “Esto fue un fraude, mucho pinche argüende”, dijo un hombre al abandonar la escuela.
En el resto de los barrios las cosas transcurrieron casi como se tenían planeadas desde el sábado y, por primera vez, habrá paridad en el concejo, con seis mujeres y seis hombres.
“Apenas llevamos 10 años haciendo esto y el Concejo de Mayores no es toda la estructura, falta nombrar a los concejos operativos (Bienes Comunales, Barrios, Honor y Justicia, entre otros) que son los que en realidad hacen todo el trabajo”, reflexiona Javier, otro de los comuneros al hablar de este modelo que se construyó a partir de las discusiones que se dieron en 2011 durante nueve meses en torno a las fogatas y barricadas con las que resistieron el embate de los talamontes y al crimen organizado.