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Tantoyuca, Ver.— Con la ayuda de una sierra eléctrica, Jesús Alejandres corta un trozo cilíndrico de madera. Con la expulsión de aserrín, comienza a moldear una máscara que se utilizará en el Xantolo, la fiesta del Día de Muertos.
Jesús tiene la habilidad de crear las máscaras que, según la tradición huasteca, los difuntos usan para ocultarse de la muerte durante los días festivos, mientras conviven con los vivos.
“Tenía 16 años cuando hice mi primera máscara.
“No nos alcanzaba para comprar las ostentosas. Comenzamos a hacer nuestras propias máscaras, primero de cartón, de periódico y, posteriormente, de madera”, narra.
Originalmente, Jesús pensaba hacer sólo una colección de sus propias máscaras y guardarlas, pero los danzantes le pedían que se las vendiera o rentara... y así comenzó a producir.
El proceso inicia al seleccionar el árbol, que se conoce como pemuche; luego, trabaja con trozos de madera de unos 25 centímetros para hacer cada máscara, a los que les realiza cortes con una sierra eléctrica.
El proceso de elaboración, en promedio, tarda arriba de cinco horas. Por árbol salen más de 10 piezas y los precios varían desde los 2 mil hasta 10 mil pesos. Asimismo, Jesús puntualiza que en la tradición del Xantolo existen cuatro personajes esenciales, que son de los que más máscaras se venden. Están “el diablo, que representa la maldad; la muerte, el fin de nuestra existencia, la mujer embarazada, una nueva vida, y el vaquero es quien guía al grupo”.
Abundancia de muertos
El profesor José Marcelo Rodríguez, representante de la zona norte de Veracruz, del Instituto de Investigación y Difusión de la Danza Mexicana A.C. (IIDDMAC), explica que el Xantolo es una de las fiestas más importantes de la zona Huasteca, “proviene del náhuatl y significa abundancia de muertos, que son quienes llegan a convivir”.
Quienes participan se agrupan por cuadrillas, las cuales representan a sus barrios o colonias, y en el Día de Muertos bailan en la tarima principal unas 36 cuadrillas, entre las cuales destaca La Pedrera, con más de 500 integrantes.
“Es un espectáculo de color y misticismo, con más de 4 mil danzantes en Tantoyuca”, dice.
El ritual para recibir a los familiares ya fallecidos también incluye la elaboración de altares, ofrendas y una variedad gastronómica, con platillos como zacahuil, bocoles y enchiladas.