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El sueño americano ahora es pesadilla

Arturo murió justo cuando nacía su segundo hijo; dejó a Marlem, su esposa, con 2 menores en la orfandad

Estadística. Arturo nació en Nicolás Flores, Hidalgo, una comunidad donde 84.4% de la población sufre de pobreza. CORTESÍA
22/07/2019 |01:34Dinorath Mota López / Corresponsal |
Dinorath Mota López
Corresponsal en HidalgoVer perfil

estados@eluniversal.com.mx

Pachuca.— Arturo salió de su hogar a buscar el sueño americano. El sábado 13 de julio tomó una mochila, guardó un poco de ropa y muchos sueños; ahí iba depositada la esperanza de un futuro para él y su familia. Todo eso se perdió en el río Bravo, donde la muerte le alcanzó, al mismo tiempo que su hija nacía.

Marlem Pérez, de 19 años de edad, era esposa de Arturo. El viernes 19 de julio recibió la confirmación de que él había muerto.

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Arturo buscaba escapar de una vida llena de carencias, por eso primero emigró de Nicolás Flores, en la Sierra de Hidalgo, hacia el Valle del Mezquital, concretamente a Ixmiquilpan, donde estudió la secundaria y ahí conoció a Marlem.

Ambos terminaron la secundaria, pero no pudieron seguir estudiando. Ella con 14 años y él con 19, se casaron y se fueron a vivir a Cantemaye, un pueblo de Ixmiquilpan Hidalgo, donde nació su primer hijo, Diego, quien está próximo a cumplir cinco años.

Un segundo embarazo de Marlem, ahora de una niña, llevó a Arturo a emigrar a Estados Unidos.

El joven llegó a Ciudad Acuña, Coahuila, ahí junto a ocho personas más, entre ellas otros tres hidalguenses, intentó cruzar el río por la serranía, pero la corriente se lo llevó y murió ahogado.

La familia de Marlem cuenta que ya había rumores de un accidente, que a través de mensajes de texto les dijeron que Arturo había caído al río y que no aparecía.

Pero entonces todavía estaba la esperanza, dice Bernardo Pérez, padre de Marlem, quien entre lágrimas cuenta que al mismo tiempo que llegaba la confirmación de la muerte de Arturo, ella entraba en labor de parto. Relata que como pudieron la llevaron a una clínica de Ixmiquilpan, ya que Cantemaye se ubica en medio del cerro y para llegar ahí hay 35 kilómetros, de los cuales, al menos 20 hay que caminarlos entre una vereda.

Tengo mucho pesar por Marlem, por su salud, ella ya sabe lo que pasó y ahorita está teniendo a su hija. No sabemos bien qué va a hacer, dice don Berna, como lo conocen en el pueblo.

Arturo era el sostén de la familia, había planes para que Marlem volviera a estudiar; todo se truncó.

Arturo nació en Nicolás Flores, entre carencias extremas. El Coneval señala que 84.4% de la población sufre de pobreza.

En Cantemaye, Ixmiquilpan, estos jóvenes tampoco lograron un futuro mejor, una pequeña vivienda con un cuarto de bloque y apenas con un piso firme, que el año pasado la Secretaría de Desarrollo Social les ayudó a poner, así como choza de palos y pencas de maguey era su patrimonio.

Aquí la gente se dedica a la extracción de lechuguilla, es decir, a sacar la fibra a los magueyes para realizar artesanías, apenas obtienen entre 50 y 100 pesos al día, cuando les va bien.

Berna llora por su hija, llora por su yerno y también por su nieta. Dice que no tiene manera de ayudarlos, porque él también tiene que mantener a sus otros dos hijos y a su esposa. El futuro le parece sombrío, el sueño americano se convirtió en una pesadilla.

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