La propuesta del gobierno federal para establecer un semáforo que “ordene” el inicio de la llamada “nueva normalidad” a nivel nacional, ante la emergencia sanitaria por Covid-19, y la negativa de algunos gobiernos para acatarlo, puso en evidencia las diferentes velocidades en las que se mueve la pandemia en el país.
Desde hace semanas el gobierno federal anunció el fin de la llamada Jornada de Sana Distancia para el próximo lunes 1 de junio; sin embargo, la fecha se acerca en un momento en que el país registra el número mayor de casos de contagios y con cifras de entre 400 y 500 muertos al día por coronavirus.
En este contexto, la discusión se centra en el reinicio de actividades a partir del próximo lunes, aunque la realidad es que en varias ciudades, principalmente del centro del país —Aguascalientes y León, para poner un ejemplo—, los comercios han abierto desde hace por lo menos una semana. En otras, como Chilpancingo, Guerrero, nunca se fueron del todo.
El semáforo presentado por el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, considera todos los estados en rojo (riesgo máximo), con excepción de Zacatecas, que está en naranja (riesgo alto).
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El presidente Andrés Manuel López Obrador recordó que estos son lineamientos generales, por lo que si un gobernador decide no atenderlos “le diríamos que siga su camino, usted será responsable ante su pueblo”.
Las diferencias entre los criterios del gobierno federal y los estatales se hicieron patentes el miércoles pasado, cuando la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, anunció que el semáforo federal regiría la reapertura en el país, lo que generó protestas de varios gobernadores. Un día después, la funcionaria matizó: el semáforo estará a cargo de la Federación, pero tendrá un carácter regional, dependiendo de la situación de cada estado.
“Los siete estados aquí representados manifestamos nuestra inconformidad y rechazo a un semáforo que no refleja la realidad de nuestros estados, por el contrario, pareciera que tiene un propósito político para responsabilizar a los estados por los muertos”, detalla el documento firmado por los siete.
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Un recuento elaborado por EL UNIVERSAL indica que la mayoría de los estados está de acuerdo en llegar al 1 de junio en rojo; sin embargo, el criterio que utilizarán para proceder a la reapertura de sus actividades será a partir de un semáforo estatal, que marque los tiempos de su entidad y sus municipios.
En este grupo se encuentran los estados de Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Querétaro, Tamaulipas y Yucatán —todos gobiernos panistas—, además de Colima, Michoacán, Nuevo León, Jalisco, Coahuila, Hidalgo, Puebla y Oaxaca.
Por otra parte están las entidades que se declararon a favor de seguir los criterios de un semáforo federal, principalmente los gobiernos de Morena y sus partidos en coalición de Veracruz, Morelos, Chiapas, Baja California, además de Campeche, Guerrero, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Nayarit y Zacatecas. Así como —de momento— Baja California Sur y Quintana Roo. En la mayoría de los casos harán excepciones en municipios.
En tanto que Tabasco y Tlaxcala no habían definido sus posturas.
La realidad es que el reinicio de las actividades en el país ya está en marcha. Mientras algunos estados llevan al menos una semana con la reapertura en sectores industriales y comerciales, otros siguen definiendo estrategias. En lo único que coinciden es en que las clases presenciales no se reanudarán.
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Por una parte, Jalisco, Nuevo León y Michoacán tienen programas detallados para la reactivación de negocios no esenciales a partir del próximo lunes.
En Nuevo León, el municipio de San Pedro Garza García abrió el pasado 25 de mayo parques, clubes y academias al aire libre, restaurantes, industria de la construcción y hasta museos, galerías, teatros, y estéticas.
En Aguascalientes y Guanajuato la vida cotidiana se ha ido normalizando con la apertura parcial de comercios.
En contraste, Tabasco, Tlaxcala, Hidalgo, Oaxaca, Veracruz y Morelos descartan iniciar la “nueva normalidad” el 1 de junio. Su argumento es que aún se encuentran en el punto más alto de contagios o, todavía, lejos de su pico.
Incluso, en Villahermosa, los comercios deberán cerrar al menos los próximos tres fines de semana, mientras que en Veracruz se han instalado filtros sanitarios y redoblado la vigilancia para evitar que abran los negocios.
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Otros estados que tenían planeado empezar la reapertura de la actividad económica han detenido sus proyectos ante los números de contagios y decesos que se han registrado esta semana. Entre ellos Puebla, donde el gobierno estatal canceló a inicios de semana el retorno en la industria automotriz.
En Chiapas la situación es más complicada. Mientras el gobierno del estado insiste en mantener el confinamiento, comerciantes de varios municipios abrieron sus negocios desde la semana pasada y los restauranteros de San Cristóbal de las Casas advirtieron que harán lo propio el lunes.
El sector turismo no abrirá de manera inmediata. Quintana Roo anunció el retorno parcial de trabajadores de este sector a partir de lunes, pero para preparar una apertura de hoteles hacia el 8 de junio. Jalisco y Nayarit acordaron coordinar tiempos para reabrir sus playas, y Sinaloa considera reiniciar actividades en Mazatlán después del día arriba señalado.
Baja California Sur no tiene fecha para reabrir su zona turística.
Con información de corresponsales nacionales