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Zacatecas.- “¡El mueeeerto pide camote, sino se le cae el bigote! ¡La viuuuuuda pide una ayuda para su pobre criatura…. que tiene calentura y la panza bien boluda!”, así con estas estrofas cómicas y cánticos alegres, los niños de Zacatecas piden dulces este 1 y 2 de noviembre.
Estas peculiares estrofas en rima se complementan con otras más que se dicen al final, las cuales pueden ser anheladas o temidas, ya que si los niños reciben algún dulce lanzan una bendición: “¡Esta casa está bendita porque sí nos dieron comidita!”; ah, pero, si no les abren y no les regalan dulces entonces vociferan la maldición: “¡Esta casa está embrujada, porque no nos dieron nada!”.
La historiadora y docente investigadora, Serafina Berúmen Félix, menciona a EL UNIVERSAL que, incluso, en el propio estado hay regionalismos en cuanto a estos mismos cánticos para pedir el muerto, ya que ella es originaria del municipio de Jerez y platica que allá se añaden estas otras estrofas:
“¡Oremos, oremos el muerto queremos, si no nos lo dan, puertas y ventanas nos lo pagarán… aauuuuh!, ¡Los ángelitos bajaron del cielo, pidieron el muerto y sí se los dieron!.
Aunque no se tiene certeza si dichos cánticos surgieron o no en Zacatecas, ya que algunos refieren que pudieron surgir con los asentamientos de los pueblos mineros, cuando alguno moría y quedaban sus viudas desamparadas y se pedía ayuda para ella y sus hijos.
Serafina Berúmen también refiere que antes, en los pueblos, cuando se realizaba algún sepelio, en la casa del difunto la familia no cocinaba y la gente acudía con alimentos y los llevaba como ofrenda a los asistentes.
Como el camote y la calabaza son los alimentos de temporada, mismos que están en las ofrendas de los altares, piensa que simplemente ocurrió una mezcla de todos estos detalles, al grado que la palabra “camote” es clave en estos cánticos que le dan el toque un tanto cómico a las estrofas que se cantan en rima.
La historiadora considera que lo que sí tienen estos cantos es el “toque zacatecano”, al hacer referencia de que a los zacatecanos se les identifica, porque hablan “alargando las palabras y de forma cantadita”, estilo que se nota en estos cánticos.
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Con una sonrisa refiere que por eso ha escuchado que mientras en Jerez y Zacatecas se pide el muerto en tres casas, en otros lados ya terminaron toda la cuadra, debido a que en muchas partes de México sólo se dice: “Me da mi calaverita”.
Señala que si bien la tradición de los cantos se mantiene, sí ha visto que en los disfraces se ha tenido una transformación, ya que antes se cargaba a un niño dentro de una camilla de sábanas que simulaba ser el muerto y se lo llevaban por todas las calles a pedir el muerto.
En cambio, ahora, la predominante en los vestuarios son brujas, vampiros, calabazas y de muchos personajes actuales, pero, destaca que siempre da alegría que el 1 y 2 de noviembre los niños salgan a las calles y es grato escuchar sus voces entonando estos cantos que siempre invitan a la gente a repartir dulces solo para escuchar estos cantos.
Aunque la violencia ha alcanzado a impactar en las formas de pedir el muerto, ya que antes salían sin ningún miedo, pero, ahora, se ve que las familias toman más medidas de seguridad, ya que en las calles se ven grupos más grandes de niños que siempre son vigilados por sus papás y cuando ven calles o lugares oscuros, prefieren cambiar de ruta o terminar el recorrido.
afcl