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estados@eluniversal.com.mx
Caborca.— Un pequeño tejabán de lámina, una mesa desarmable y un resto de generosidad forman parte de un milagro diario para cientos de migrantes que viajan en La Bestia en busca del sueño americano. Arroz, frijoles y un vaso de agua saborizada, el rico manjar para un estómago vacío por tres días.
Laura Elena Ramírez Gálvez, una activista promigrante y buscadora de personas desaparecidas, desde la perla de desierto —como se le conoce a la ciudad de Caborca— no sólo lleva comida a las vías del ferrocarril, también alimenta la esperanza a miles de familias de México y Latinoamérica.
“Laura ayúdame a volver a casa” es el nombre de su Fan Page de Facebook, en la cual desde hace cuatro años transmite en vivo los rostros de las personas a las que les entrega el plato de comida.
De esta forma, a través de las transmisiones, cientos de personas —centroamericanas en su mayoría— han podido saber de sus seres queridos. Incluso, debido a esta iniciativa, algunos han encontrado a sus familiares perdidos por años, la mayoría de las veces en calidad de indigencia, dijo a EL UNIVERSAL.
Laura se ha convertido en un verdadero canal de comunicación, ya que en ocasiones cuando un migrante es reconocido, le busca un espacio más propicio para hablar; los enlaza en llamada telefónica.
“Ayúdame a volver a casa”. El proyecto de Laura para ayudar a los migrantes ha tomado rumbos inesperados. Empezó en las vías del ferrocarril buscando personas desaparecidas, en apoyo a un grupo de benefactores que se desintegró el mismo día que llegaron los “sicarios” y se llevaron a un joven.
En el año 2015 decidió crear “Laura ayúdame a volver a casa”, donde se apoyaba con llamadas telefónicas y asesoría legal para migrantes. Los comunicaba con sus familiares y les ayudaba a tramitar visas humanitarias ante el gobierno de Estados Unidos.
Trabajaba en una tortillería, cuando un migrante le dio 200 pesos para que le comprara una tarjeta para hablar por teléfono y mil pesos para ella, aunque no los quería recibir, porque no los necesitaba, ante la insistencia se quedó con el dinero y compró lo necesario para llevar tortas a las vías.
Así nació el propósito de ofrecer comida. Ahora su esposo e hijos de 21, 14 y 13 años de edad le ayudan, unos en su casa, otros en la entrega del desayuno.
Un camino de todos. Cuando arriban a Caborca, los migrantes ya saben que Laura les da alimentos y los puede comunicar con sus familiares, pero también que los lleva al doctor cuando llegan enfermos o heridos e incluso, les compra las medicinas.
—¿Y cómo le hace Laura?
—Todo cuesta dinero, pero Dios es muy generoso con esta causa.
—¿De dónde sale para alimentar diario a tantas personas?
—Al principio era más difícil y sólo eran tortas, ahora también se batalla, pero gracias a las transmisiones en vivo migrantes en Estados Unidos mandan a veces hasta 100 dólares, porque no quieren que sufran lo que ellos pasaron cuando cruzaron a Estados Unidos.
—¿Cómo se enteran de que su dinero sí se utilizó?
—En los enlaces que hago presento los comprobantes y rindo cuentas, aunque no me las pidan, porque quiero ser transparente, que confíen por si pueden volver a ayudar —platica la sonorense.
Antes Laura llevaba cargando las ollas a las vías del ferrocarril, ahora las traslada en una pick up blanca que le donó un migrante que trabaja en Estados Unidos.
Es muy respetada en el lugar. Los migrantes en su mayoría son de Honduras, El Salvador y Guatemala, países que viven la incontenible diáspora generada por la violencia; también hay del sur de México.
Un nuevo contexto. Pero no todo es dulce, las caravanas migrantes han afectado la caridad humana, explica Laura Elena. “Desgraciadamente en las caravanas vienen personas de todo tipo, pero la mayoría son buenas, a través de los medios de comunicación se han difundido cosas muy malas y ello ha afectado para que los apoyos a los migrantes no lleguen como antes”.
Sobre su proyecto, señala que se han constituido como asociación, pero todavía no fungen como tal, porque faltan trámites para poder acceder a apoyos.
Luego del acuerdo en términos migratorios y económicos entre los gobiernos de México y Estados Unidos, en el que se prevé una deportación masiva de migrantes en los días venideros, la activista señala que “no sé cómo le vamos a hacer y eso es preocupante, porque se habla de miles de personas (…) Vamos a enfrentar tiempos muy difíciles”.
Recientemente el Instituto Nacional de Migración (INM) comunicó que el día 29 de enero del presente año, por razones humanitarias se recibió en territorio mexicano al primer extranjero centroamericano que solicitó asilo a la Unión Americana.
De ese 29 de enero al 12 de junio se internaron en total 11 mil 922 personas originarias de Centroamérica a territorio mexicano, todos ellos esperan respuesta de asilo del gobierno estadunidense. La mayoría de los extranjeros permanecen en Tijuana y Mexicali, pertenecientes al estado de Baja California, así como en la fronteriza Ciudad Juárez, que corresponde a Chihuahua.