Tijuana.— Alina se prepara para un corte de cabello más. Desde el penal La Mesa, donde fue recluida por asesinar a su pareja, otro policía de la misma corporación, organiza eventos, asiste a los actos religiosos, y aún bajo proceso, acude a las audiencias, donde la llama el Ministerio Público no para comparecer, sino para dar su testimonio como elemento de la Policía Municipal de Tijuana.

Desde la celda donde se encuentra desde hace más de dos años, la joven escribe como puede. En cuatro hojas de un cuaderno a rayas escribe su historia, y con una honestidad brutal, también describe los horrores de otras que, como ella, viven en una de las tres ciudades más violentas para ser mujer.

Hasta el 31 de enero pasado, cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), muestran que en Baja California fueron asesinadas 23 mujeres, lo que posicionó al estado en el tercer lugar nacional, sólo detrás de Guanajuato y Michoacán. De esos homicidios, 17 fueron cometidos en Tijuana.

“El machismo que desde un inicio predominó en la administración pasada hizo escarnio de mí, aprovechándose que no declaré […] hoy se sabe que no soy la oficial que sin razón mató a otro oficial, soy la mujer que defendió su vida y que cambió la historia de lo que a diario sucede con tantas mujeres asesinadas a manos de sus parejas”, se lee en una de las páginas que escribió con destino a la alcaldesa de Tijuana, Monserrat Caballero.

En su carta, Alina  Mariel Narciso Tehuaxtle pidió la intervención de la presidenta municipal, y en entrevista vía telefónica, la de autoridades que tengan el interés de no sólo hablar de erradicar la violencia de género, sino de actuar con congruencia, porque su caso, dice, ha sido obstaculizado y corrompido por el machismo.

La sindicatura municipal limpió el expediente de Luis Rodrigo Juárez Arellano (pareja de Alina), pero aun bajo el silencio de la dependencia de los actos violentos, hay testimonios de los elementos de la corporación, y también hay mensajes de celular y registros de llamadas.

Son los rastros de la violencia en el cuerpo de Alina, del que también hay fotografías en poder del Ministerio Público, que no quisieron acreditar.

“Siendo realistas, ¿qué posibilidad había de que saliera viva esa noche? Yo, una mujer con entrenamiento, pero él mucho mayor en fuerza, ya que levantaba pesas, bajo el influjo del alcohol y drogas y armado. Sé que era casi nula esa posibilidad”, escribió.

El 12 de diciembre de 2019, en defensa propia, dice Alina, tomó una pistola, y en medio de una golpiza que le dejó marcado el cuello y la quijada, le disparó cuando se encontraban en el departamento en el que vivían.

A Luis Rodrigo lo recuerdan, según las palabras del exsecretario, como un buen elemento, pero de la violencia que ejerció, las amenazas, agresiones ni del abuso sexual en contra de Alina, nadie dijo nada, sólo palabrerías entre los pasillos de las delegaciones y sus mismas compañeras que le pedían lo dejara. Las audiencias de Alina han sido rezagadas y están detenidas desde hace meses. Una de sus peticiones es que permitan que su proceso continúe conforme a derecho.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses