Óscar Manuel Hernández Pérez tenía seis meses trabajando en la mina de Agujita, en Sabinas, Coahuila, donde el miércoles pasado 10 mineros quedaron atrapados después de una inundación.
El minero relata que nunca les hicieron caso cuando los trabajadores informaban de la presencia de agua en el interior de la mina. Ahora se siente indignado, porque para liquidarlos les ofrecen sólo mil pesos.
“No hacían caso, ‘dale así, dale así’, nos decían. Ya había agua desde que comenzamos. Siempre nos tiraron al ‘león’. Y uno por la necesidad baja”, comenta el minero Óscar Manuel.
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El día de la inundación, el minero relata que ya se había cambiado, puesto botas, agarrado lámpara, casco y cinturón para entrar a la mina, cuando de repente salió mucho aire a presión, era el agua que salía expulsada.
“Bajen el bote, bajen el bote porque viene el agua”, escuchó Óscar Manuel que gritó uno de los encargados de uno de los pozos. En segundos, el agua ya estaba hasta arriba.
“Por un segundo también nosotros hubiéramos estado. Nos asomamos y se miraba el agua”, detalla el minero.
Según especialistas consultados, como el ingeniero metalúrgico Guillermo Iglesias, las empresas están obligadas a realizar estudios de diagnóstico de la presencia de agua, con el objetivo de barrenar el líquido y sellar las filtraciones. Sin embargo, las empresas no suelen cumplir con estas disposiciones, porque representa un costo extra y no hay autoridad que los supervise.
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Después del accidente del miércoles pasado en el pocito, el encargado les prometió a los trabajadores que no los iba a abandonar, pero este sábado Óscar fue a las oficinas y le quisieron dar mil pesos por la terminación de su trabajo.
“Es muy poquito, luego el riesgo. Si hubiéramos sido nosotros. Eso valemos”, lamenta el carbonero.
Toda su vida Óscar Manuel ha sido minero. En una ocasión se retiró y se puso a trabajar en la maquila, pero los mil 100 pesos a la semana no le alcanzaban y regresó al carbón.
Óscar cuenta que en la mina ganaba 150 pesos por tonelada que extrajera y asegura que había semanas que ganaba hasta 3 mil 500 o 4 mil pesos.
Mientras recuerda esos días reflexiona: “El hambre los hace regresar a las minas”.
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