El Colectivo Solecito Veracruz, la organización de búsqueda de desaparecidos que localizó hace un año la fosa clandestina más grande de México, lanzó un llamado de auxilio a la comunidad internacional para respaldarlos con recursos económicos y materiales.
La coordinadora del colectivo, Lucia de los Ángeles Díaz, consideró que la solidaridad que hubo de la comunidad internacional hacía México por los sismos, debe trasladarse a la ayuda de familiares de miles de desaparecidos a consecuencia de la guerra entre cárteles de la droga y la lucha del Estado en contra de la delincuencia.
Solecito, una de las organizaciones de mayor respeto, localizó en agosto del 2016 una mega fosa clandestina con miles de restos humanos en el predio conocido como Colinas de Santa Fe en el puerto turístico y de carga de Veracruz.
Los trabajos que han realizado del 3 de agosto de 2016 al 29 de octubre del presente año, permitieron ubicar 140 áreas con restos humanos que fueron notificados a autoridades federales y estatales para su extracción e identificación genética.
“En 139 fosas que se han encontrado, tenemos un registro de 268 cráneos y cuatro cuerpos sin cabeza, la fosa 140 no ha sido exhumada por la Policía Científica, estamos a la espera de que eso suceda”, informó la también integrante de Solecito, Rosalía Castro Tos.
Durante los sismo de septiembre pasado, México recibió apoyo técnico, financiero o en especie de 27 países y territorios, entre ellos Israel, Alemania, Argentina, Bolivia, Canadá, Chile, China, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Emiratos Árabes Unidos y España.
Así como de Estados Unidos, Honduras, Israel, Italia, Japón, Panamá, Perú, República de Corea, Rusia, Santa Sede, Suiza, Taiwán, Turquía, Venezuela, de la Unión Europea y de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
“La ayuda internacional es urgente y necesaria para la búsqueda, es urgente, esa es la que se requiere. A la comunidad internacional le pediría de rodillas ayuda para la búsqueda, la gente no se puede quedar en esa calidad tan terrible de perder el último de sus derecho: el de identidad”, pidió Ángeles Díaz.
La activista, quien también busca a su hijo, aseguró que en México los desaparecidos han perdido todos sus derechos fundamentales: derecho de libertad, derechos a la vida, derecho a la identidad y el derecho a una sepultura digna.
“En una fosa clandestina eres un desconocido, pierdes absolutamente todos los derechos, la humanidad no puede quedarse de brazos cruzados”, afirmó.
Los colectivos de familiares y Brigadas de Búsqueda de Personas, detalló, tienen que buscar fondos a través de venta de ropa usada propia y donada, ofrecer comida en festividades y lugares públicos e incluso vender todas las propiedades para poder seguir localizando fosas clnadestinas y hallar a los suyos.
“Ha sido un trabajo colosal para conseguir fondos y aparte de eso trabajar en las brigadas de búsqueda durante cinco días a la semana y esa es la ayuda que se necesita”, imploró.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) reportó que en México han desaparecido 32 mil 236 personas hasta octubre de 2016, sin embargo para Colectivo Solecito la cifra real en el país podría alcanzar el medio millón.
La Fiscalía General del Estado de Veracruz ha reportado tres mil 500 personas sin localizar del 2011 al 2016; pero para los colectivos la cifra real alcanzaría las 20 mil víctimas de desapariciones.
La coordinadora del Colectivo Solecito, Lucia de los Ángeles Díaz, inició su lucha en junio del 2013, cuando en el puerto de Veracruz un grupo de personas ingresó al domicilio de su hijo, Guillermo Lagunes Díaz, entonces de 29 años y lo desapareció.
“Tenía un negocio de eventos muy exitoso y eso basta para que seas un objetivo, tres años y medio buscándolo y seguiré buscándolo hasta que Dios me quite el aliento”, ha declarado la activista.
Desde entonces ha sido uno de los estandartes de búsqueda de desaparecidos en Veracruz. Para Lucia de los Ángeles es sencillo explicar porqué encabezar una lucha de tal magnitud y enfrentarse a autoridades y a la propia delincuencia.
“Es sencillo, cuando a una mujer le arrebatan a su hijo, el temor y la angustia se van a un tercer plano, uno solo funciona en base a encontrar a ese hijo, esa es la actitud de las madres: buscar al hijo hasta que se encuentre y si se toma toda la vida pues ni modo…”.
En el país, la CNDH reportó en México hasta octubre de 2016 un total de 855 fosas clandestinas, de las cuales se exhumaron mil 548 cadáveres (en 35 mil 958 restos óseos y humanos), la mayoría de ellos en Coahuila, Colima, Nuevo León y Veracruz.
Y de acuerdo con informes oficiales de Veracruz, del 2011 al 2016 fueron localizadas en territorio veracruzano 257 fosas clandestinas con 23 mil restos humanos de un total de 213 cuerpos, ello sin contar la mega fosa de Colinas de Santa Fe en Veracruz con 268 cráneos y cuatro cuerpos sin cabeza, ni la fosa de Arbolillos en Alvarado con 47 cuerpos hallados.
Ángeles Díaz reveló que tienen detectados otros lugares con posibles fosas clandestinas, pero ante la falta de recursos no han podido revisar los terrenos, de ahí la necesidad de ayuda internacional.
A finales del mes de octubre, los colectivos de búsqueda tuvieron la visita de representantes de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala con el propósito de evaluar los trabajos realizados en Colinas de Santa Fe.
“Esta visita fue muy importante porque compartieron sus conocimientos con nosotras y nos dieron su opinión de lo que se ha realizado en Colinas Santa Fe. Nos comentaron como sus técnicas de búsqueda, muy diferente a las que hacemos en Solecito”, refirió Rosalía Castro.
La Fundación, con más de 20 años de experiencia en búsqueda de desaparecidos, regresará a Veracruz para realizar el taller a fin de compartir conocimientos y mejorar las técnicas de localización de restos humanos.
El investigador especializado en temas de seguridad de la Universidad Veracruzana (UV), José Alfredo Zavaleta consideró que la sociedad debe sumarse a los reclamos que realizan los colectivos de búsqueda de desaparecidos.
Los colectivos, dijo, son una forma de ir delimitando la barbarie de los grupos delictivos, al tiempo de advertir que, de no apoyar a dichas organizaciones, la sociedad entrará en una espiral de horror de la cual será difícil salir.
“En el contexto actual que atraviesa el país, las desapariciones están ligadas a una cadena de violencia e impunidad, la cual tiene un efecto muy trágico para la convivencia social y victimas indirectas”, afirmó