León.— Evaristo Rocha, padre y abuelo de migrantes, asegura que los dólares que llegan a esta tierra son como la miel: escurre para todos. Duarte, una de las comunidades con más guanajuatenses en Estados Unidos, “tiene progreso por el dinero que reciben del norte”, dice.
En su familia cuatro de sus nueve hijos se fueron a Stockton, California, en busca de patrimonio y de allá envían recursos con el propósito de que poco a poco les vayan construyendo sus casas para cuando regresen a su pueblo tengan a dónde llegar.
La mayoría de los jóvenes anda en Estados Unidos y así ha sido desde hace muchos años, por lo que gracias a eso, esta comunidad de León, Guanajuato, se levantó. Tiene todos los servicios urbanos y varios comercios.
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“Si no hubiera migrantes, Duarte estaría bien pobre, bien ‘jodidote’. Ahora que se van a migrar se ha acomodado el pueblito, ya tiene sus casitas, traen sus carritos, sus camionetas”, afirma.
Los envíos de remesas se ven reflejados en las propiedades: casas de dos pisos, con techos de dos aguas, grandes jardines, se ven desde el acceso a la comunidad y por diversos rumbos. Los dólares se notan en el bienestar de la gente; no pasan tantos apuros con la ayuda de los parientes que tienen al otro lado del río Bravo.
“Aquí está uno muy ‘fregado’ y gracias a ellos que andan por allá, está uno un poquillo más bien (sic). Nos mandan para sobrevivir, para hacer unas casitas, algunos tienen sus casas ya, están invirtiendo”, explica don Evaristo.
Guanajuato se encuentra entre las tres entidades que más divisas recibieron en 2020, lo superan Jalisco que tiene el primer lugar y Michoacán en segundo; también ocupa el tercer lugar entre las entidades con mayor migración al extranjero, de acuerdo con investigaciones sobre este fenómeno del gobierno del estado. Durante 2019 captó 3 mil millones de dólares en remesas.
De enero a septiembre de 2021, Guanajuato superó esa cantidad en casi 100 millones de dólares al lograr 3 mil 99.9 millones de dólares, según el Sistema de Información Económica de Banxico.
Migración es la única salida
Evaristo se dedica a las actividades del campo y su esposa María Concepción al hogar. La pareja se ayuda con el dinero que por quincena o mes mandan sus tres hijos o su hija para el gasto diario, el pago de servicios o hasta para darse sus gustos.
Este 4 de enero, su hijo menor, José de Jesús, de 19 años de edad, se casó con Dulce en el templo de la Misericordia, de Duarte.
Con la ayuda de sus hermanos migrantes armó una fiesta con carnitas, para la que mataron siete cerdos, mole con 130 kilos de pollo, 120 kilos de tortillas; además, la amenizaron con música de banda y mariachi.
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El novio también tiene planeado irse a Estados Unidos “a buscar la vida”, como sus hermanos, “porque lo que pagan aquí en los trabajos no alcanza para nada”, comenta.
En una banca del templo comunitario, que ha sido remozado y están por renovar el mobiliario con las donaciones de paisanos, Evaristo dice que un hijo y una hija, que tienen residencia en el vecino país, vuelven para las fiestas de Navidad y de fin de año: “Gracias a Dios que vinieron con bien. A ellos ‘se les pegó’ de irse”.
Mónica, quien regresó después de cuatro años para la boda de su hermano José de Jesús, dice que la comunidad se ve más bonita, con las casas más arregladas y más actividad comercial.
Ha mejorado la imagen del lugar, pero su proyecto familiar es regresar a Estados Unidos por sus hijos y para seguir al pendiente de sus padres.
En otro punto, María Zúñiga, madre, hija, hermana y prima de migrantes, relata: “Tengo más de 40 parientes allá” en diversos estados. Afirma que es muy difícil que vuelvan a Guanajuato, porque más de la mitad de ellos no tienen papeles y es muy peligroso y caro entrar a Estados Unidos.
Ella tiene más de 20 años de no ver en persona a un hermano, pero él siempre ha estado al pendiente de la familia que tiene acá. Les manda dinero y está en comunicación: “Aunque él tiene una casa grande que le construyeron aquí, dudo que regrese”.
Sin embargo, eso de que Duarte vive de los dólares, María considera que sólo la mitad es cierto, pues explica que la mitad de los habitantes tienen empleos en León, trabajan sus tierras o han puesto sus negocios, como la carnicería local, donde ahora ofrecen el servicio para cambiar los dólares de las remesas.
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