El parque “Benito Juárez” de este municipio al norte de Oaxaca se convirtió en un gran taller para reparar sillas de ruedas. Ahí, María Isabel, Irene y Juan de Dios, junto con otras siete personas más que también son discapacitados, donaron su trabajo para hacer felices a más de 100 personas que requerían de este apoyo.

Los integrantes de la asociación civil “Autonomía, Libertad en Movimiento” (Alem) llegaron desde Cuernavaca, Morelos, a bordo de dos unidades móviles en las que han recorrido diferentes ciudades del centro del país con esta misma labor.

Irene Martínez tiene 33 años de edad y desde hace 15 años, tras ser alcanzada por una bala de forma accidental, la silla de ruedas es una extensión de su cuerpo; pero fue hasta hace cuatro años cuando a través de su labor aprendió a aceptar su discapacidad y llevar una vida normal, dice.

Las dificultades para encontrar un espacio laboral la encaminaron a esta asociación, en donde además de encontrar una oferta de trabajo, halló una nueva forma de vivir, precisa la joven madre de familia, mientras atornilla con agilidad un nuevo asiento para una silla.

Bajo una carpa, Irene ofrece cátedras de cómo ensamblar los asientos, para los que utiliza diversas herramientas que ella misma en un inicio de rehusaba a aprender a utilizarlas, pues pensaba que la labor que se realiza en Alem era sólo para hombres.

Con el tiempo, indica la joven, dejó los estereotipos de género y comenzó a involucrarse en las diferentes actividades de la sociedad, a la que ella misma se había aislado por miedo a la movilidad en silla de ruedas por la ciudad y porque sentía que la miraban de forma despectiva.

María Isabel es otra integrante del grupo, ella se mueve en la silla de ruedas desde los 16 años, pero a sus 34 años ya no recuerda el motivo de su discapacidad, sólo que fue por una enfermedad, pues en realidad ya no le importa.

“Nosotros sabemos lo que es sufrir por el mal estado de una silla, por eso ver felices a los demás cuando se les devuelven como nuevas, también nos hace felices”, dice la mujer, quien domina con experiencia el taladro.

Juan de Dios, un joven de 23 años, perdió la habilidad de caminar por una distrofia muscular duchenne, que es una enfermedad progresiva y hereditaria, a los 11 años de edad. Él apenas cumple un año con el grupo, pero las satisfacciones logradas en este tiempo lo impulsan a seguir ayudando a quienes menos tienen.

El proyecto

Alem A.C comenzó hace 4 años con el proyecto “Enchúlame la silla” con apoyo del Rotary Internacional y de Caritas Fundation. El primer año lograron la reparación 400 sillas, cifra que fue en aumento y este 2017 alcanzan las dos mil 974 reparaciones.

La directora de la asociación, Magdalena Solano Hernández, señala que a finales del 2013 impulsaron el programa en Cuernavaca, Morelos. Con la asesoría de los club rotarios del distrito 4185, que corresponde a Tlaxcala, Guerrero, Puebla, Morelos, México y Veracruz lograron llegar a diferentes municipios en dichas entidades.

De forma especial, el Club Rotario de Tuxtepec-Cuenca, solicita el apoyo para que este año Alem llegue a la ciudad.

“Las carencias de las personas son visibles desde el estado físico de las sillas de ruedas”, expresa la directora de la asociación, al referirse sobre el grado de marginación de las personas con discapacidad en Tuxtepec.

Solano Hernández detalla que las reparaciones de las sillas se realizan por donaciones significativas de las personas, pues la mayoría de los arreglos son financiados por padrinos anónimos que se unen a la causa. Este viernes concluyó la jornada de cuatro días, en la que 124 sillas fueron reparadas.

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