Más Información
Llega Navidad para repartidores; publican en el DOF decreto para derecho a seguro médico, indemnización y utilidades
Se suspende contingencia ambiental en el Valle de México; aún persiste contaminación en algunas zonas
Esto es lo que sabemos sobre la huelga de trabajadores de Starbucks en EU; estas son las condiciones por las que luchan
Tochimilco.- Las velas de cera escamada tienen el poder de iluminar a las almas en los altares para el Día de Muertos . Y en el municipio mexicano de Tochimilco , decenas de artesanos mantienen viva la tradición fabricando miles de estos objetos que encienden, año tras año, el camino de quienes visitan las casas en estas fechas.
La artesana María del Rocío Pérez lleva 33 años produciendo velas de cera escamada en su taller de Tochimilco, en el céntrico estado de Puebla.
Los diseños que adornan estas velas tan especiales llegan a su cabeza, y sus expertas manos trabajan con delicadeza todos los detalles durante horas para plasmar su imaginación.
“La gente, aunque haga muy sencillos sus altares, procuran poner sus velas. Y cuando es una ofrenda nueva, de primer aniversario, buscan estas velas adornadas”, explicó este martes a Efe la mujer.
Foto: EFE
Un trabajo muy elegante
Estas velas tienen infinitud de formas, todas ellas trabajadas con exquisitez y paciencia. Por ejemplo, las hay con la imagen de un ángel o un santo, con detalles florales e incluso personalizadas con el nombre del difunto.
De colores y brillantes, algunas acompañadas con listones o brillantina, estas velas son muy cotizadas y adornan los altares de los más devotos para las festividades por el Día de Muertos , que se celebran en todo su esplendor del 31 de octubre al 2 de noviembre.
Pérez reveló que esta técnica es compleja debido a que se debe trabajar la cera con calor y se tiene que manipular con rapidez la zona calentada, pues un error puede ocasionar el daño total de la pieza.
La mujer compartió que una sola vela puede tardar hasta cinco horas en ser elaborada debido a que se va calentando por zonas y se tiene que dejar enfriar para no maltratarla.
En su taller familiar trabajan sus hijos y ella misma con la ilusión de no perder esta tradición artesanal que le fue inculcada por su esposo, quien se dedicó 40 años a este trabajo, pero tuvo que abandonarlo tras quedarse ciego por la diabetes.
Argelia Flores Rangel, otra artesana, también produce velas con cera escamada desde hace 20 años, cuando conoció a su esposo y pidió a su suegra que le enseñara a trabajar el material.
La mujer dijo a Efe que para la temporada de muertos elabora aproximadamente 2 mil 500 piezas junto a varias personas de su taller. Para lograr este ingente volumen de producción, y todo trabajado a mano, las labores comienzan unos tres meses antes.
Foto: EFE
Proceso de elaboración
Para la elaboración se necesitan pinzas escamadoras y velas tipo cirio tanto pequeñas como grandes.
Además, se utilizan brillantinas plateadas de color dorado, rosa, azul y morado, principalmente, así como cintas de colores y brillantes, calcomanías de santo y de ángeles.
El primer paso es colocar un anafre con carbón, para encenderlo y posteriormente dejar solo las brasas prendidas.
De esta manera, a fuego lento, se comienza a pasar con mucho cuidado la cera para así ablandar los puntos a trabajar.
Una vez que se llega a la temperatura ideal, con las pinzas se comienzan a labrar las figuras, que van desde cruces a tréboles y hojas.
Aprovechando la temperatura que se alcanza, se procede a colocar la brillantina para que se pueda pegar y adherir a la pieza, se regresa al fuego y con la cera que se derrite se coloca una cinta alrededor.
Foto: EFE
En otras velas de cera escamada —que cuestan en su mayoría entre 1 dólar y 8 dólares— se utilizan dos maderas con punta y ranuras, que sirven de molde para crear flores de todos los tamaños.
Estos objetos se hacen con cera derretida hasta hacerse líquida y que, tras enfriarse con agua, se separan cuidadosamente del molde.
Desde estos talleres artesanales, las velas de cera escamada llegan a muchos rincones de México como símbolo del cariño que se tiene a los que ya no están y que, una vez al año, visitan a los allegados en vida iluminados por estas delicadas y trabajadas obras.
Lee también:
afcl