Pátzcuaro.— Por primera vez en la historia de algunas comunidades indígenas de la orilla del Lago de Pátzcuaro, los habitantes velaron a sus fieles difuntos en casa y no en los panteones, como hacían cada año.
Los pobladores de Jarácuaro, municipio de Erongarícuaro, dicen estar seguros de que sus tradiciones no se afectarán si velan este año a sus difuntos en sus viviendas.
De forma ordenada, los habitantes de este lugar de la zona lacustre tienen acceso al cementerio, pero sólo para colocar simbólicamente los adornos en las tumbas.
El uso de cubreboca, la aplicación de gel antibacterial y principalmente los reducidos grupos de personas en los panteones, marcaron la diferencia.
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Hubo quien, incluso, decoró la tumba de sus difuntos un día antes, pues aprovecharon que el panteón estaba abierto porque iban a sepultar a una persona.
Por eso, apenas salía el sol, los altares con todos los elementos de la cosmovisión purépecha se levantaron en todas las casas.
Hombres y mujeres preparan las flores, las charolas con pan blanco, chayote, manzanas, naranjas, mandarinas, plátanos y, a un costado, la comida y bebida que les gustaba en vida a quienes hoy son sus fieles difuntos.
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Las velas, veladoras y las fotografías de los ofrendados también resaltan en el altar, entre imágenes religiosas, tal como era, todavía hasta el año pasado, en los cementerios.
Restricciones en Janitzio
Los comuneros de Janitzio también velaron a sus difuntos en casa y decidieron no permitir el acceso a la isla hasta la tarde de hoy.
Sin embargo, advirtieron, el panteón permanecerá cerrado y los paseos en lancha sólo llegan hasta los embarcaderos, pero sin descenso de visitantes nacionales y extranjeros.
En el muelle principal hay filtros sanitarios coordinados por autoridades estatales y municipales, apoyados por elementos de la Guardia Nacional, pero todo parece simulación, pues al pasar los accesos los turistas se despojaron del cubreboca y olvidaron la sana distancia.
Las filas interminables de personas para subir a las lanchas se convirtieron en áreas de aglomeración. Incluso, el responsable de dar las indicaciones sanitarias lo hacía sin cubreboca.
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La escena en ese punto de concentración masiva era de turistas, comerciantes y prestadores de servicios turísticos que parecían no temer al Covid-19.
De acuerdo con la Dirección de Turismo municipal, debido a que muchos de los atractivos para esta celebración están cerrados, se esperaba una afluencia cercana a los 70 mil visitantes. Eso significa 200 mil visitantes menos que el año pasado, cuando las autoridades estimaron una afluencia turística de 270 mil personas.
Habitaciones que, de acuerdo con las tarifas de los hoteles, cuestan regularmente 700 y mil pesos, para estos días se cotizaron en 4 mil y 5 mil pesos por habitación y por noche.
Asimismo, la dependencia municipal también calculó que hasta la tarde del domingo había una ocupación hotelera no mayor a 30%.