Más Información
Se han registrado más de 9 mil jóvenes para participar en elección judicial: Sheinbaum; "aquí no se raja nadie", dice
Ataque a DBar en Tabasco tenía como objetivo un cliente, informa Fiscalía; confirman 6 muertos y 10 heridos
Tras 10 días, liberan a mujer china y a sus tres hijos que estaban retenidos en el AICM; buscan refugio en México
estados@eluniversal.com.mx
Cristóbal Pérez Pérez, su esposa, sus cinco hijos —cuatro menores de edad— y su nuera caminaron por las frías montañas, por veredas llenas de lodo, para encontrarse con la triste realidad; no podrán ocupar su vivienda, por colindar con Chenalhó.
El miércoles retornaron, pero no a su hogar, tuvieron que rentar dos cuartos —de aproximadamente tres por cuatro metros cuadrados—, construidos de tabla y lámina, con piso de tierra. Uno será utilizado como cocina y el otro para dormir.
La lluvia que se registra desde hace dos días en esta localidad, ubicada en la región Altos de Chiapas, hace que los caminos por las veredas lodosas sean inaccesibles y no puedan salir a buscar alimento.
Los integrantes de esta familia sólo hablan tzotzil. Apoyados por un traductor explican que no tendrán qué comer en los próximos días o meses debido a que no pueden ir a trabajar su tierra que se ubica muy cerca de la zona de conflicto.
“No podremos sembrar maíz ni frijol, ni cortar el café para venderlo, pues los hombres armados merodean por nuestras tierras”, lamenta el jefe de familia.
Los Pérez Girón habilitaron una cama con tablas y palos para los niños. Los adultos descansan en el piso de tierra húmeda sobre colchonetas que les fueron donadas.
En la misma condición de pobreza retorna la familia de Dionisio Girón, del paraje C’analumtic con cuatro menores de edad, entre ellos una joven de 15 años que hace un mes dio a luz a su hijo Gerohuan.
La misma situación de miedo está viviendo la familia de don Mariano Pérez Gómez, del paraje Pom, quien el pasado 2 de enero retornó a su vivienda. “Tenemos miedo, no dormimos en la noche, queremos regresar al campamento, en mi casa ya no somos felices, nada es como antes, ahora hay miedo y dolor”, dice entre llanto su esposa María Girón.
Más de 5 mil indígenas huyeron el pasado 18 de octubre a las montañas, luego de que un grupo armado de Chenalhó asesinó a Samuel Luna Girón cuando trabajaba en su parcela, para luego quemar y destruir viviendas por un conflicto de límites territoriales. El pasado 2 de enero, 3 mil 858 tzotziles retornaron a sus comunidades, pese a no existir garantías de seguridad. Otros mil 165 se quedaron en los campamentos porque sus viviendas fueron destruidas, y sus parajes se ubican muy cerca de la zona de conflicto.