Ciudad Juárez. — El patio de un en esta ciudad fronteriza se ha convertido en el hogar de Gloria Ramírez, una mujer que junto a su hija dejó su vida en el municipio de Mapastepec, a raíz de la violencia y las extorsiones de las que asegura, fueron víctimas.

“Yo ni siquiera imaginaba que buscaría ir a los Estados Unidos. El que es perico donde quiera es verde y yo quería seguir en mi país, pero con la violencia ya no se puede”, expresa Gloria quien prefirió que se le nombre así por miedo a ser ubicada por quienes la amenazaron antes de llegar a Ciudad Juárez.

En las últimas semanas a esta localidad han llegado familias originarias de Chiapas que buscan el asilo político en los Estados Unidos y otros pocos que tienen la intención de establecerse aquí, debido a la violencia que azota en sus comunidades.

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En las últimas semanas se ha incrementado el numero de familias de Chiapas que buscan el asilo político en Estados Unidos Foto: Paola Gamboa / EL UNIVERSAL
En las últimas semanas se ha incrementado el numero de familias de Chiapas que buscan el asilo político en Estados Unidos Foto: Paola Gamboa / EL UNIVERSAL

A la fecha, el Consejo Estatal para la Atención y Protección de Migrantes señala no tener un número estimado de chiapanecos en Ciudad Juárez, sin embargo reconocen que en las últimas semanas se ha detectado una mayor presencia y que muchos llegan en vuelos directos hasta esta frontera y luego se dirigen a los albergues donde esperan obtener una cita en la aplicación CBP One y solicitar asilo político y así poder comenzar una nueva vida ahora en Estados Unidos.

El caso de Gloria es uno de ellos, ya que un albergue local es su hogar mientras obtiene la cita y cruza al vecino país, pues dice que quedarse aquí sería esperar a que los de los cárteles que la amenazaron y extorsionaron a ella y su hija en Chiapas, manden matarlas en la frontera norte.

En entrevista con EL UNIVERSAL, la mujer dice que es originaria de Guatemala y radicó 18 años en Chiapas, sin embargo, fue en los últimos años y meses cuando la violencia y cobro de piso se incrementaron obligándolas a ella y su hija a salir de ahí.

Desde hace semanas vive en el albergue junto a sus dos hijos y dos nietos.

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En el cruce de Simona Barba y Plutarco Elías Calles, familias chiapanecas
piden dinero a los automovilistas para comprar comida. Foto: Paola Gamboa / EL UNIVERSAL
En el cruce de Simona Barba y Plutarco Elías Calles, familias chiapanecas piden dinero a los automovilistas para comprar comida. Foto: Paola Gamboa / EL UNIVERSAL

“Yo trabajaba en Chiapas en un hotel y mi hija en una quesería, pero tuvimos que viajar de emergencia. No estaba en nuestros planes porque estábamos a punto de comprar un patiecito [casa], estábamos muy felices, pero hace dos años se pusieron las cosas muy feas en Chiapas, comenzaron a extorsionar a tocar los negocios. Mis patrones sí pagaban el derecho de piso y los de mi hija también, pero llegó el momento que subieron [la cuota] y decidieron cerrar la quesería”, cuenta la mujer.

Fue ahí cuando la hija de Gloria se quedó de encargada del negocio, lo que provocó que se diera un segundo atentado en su contra, ya que los extorsionadores la buscaban para matarla como represalia por dejar de pagar el derecho de piso.

“A mi hija le dijeron ‘si tu patrón no está, tú vas a pagar, pero antes te vamos a violar’. Mi hija forcejeó con el hombre y logró salir de ese atentado ya que entregamos el dinero y celulares que traíamos”.

Tras poner la denuncia de ese hecho, de nueva cuenta sufrieron otro atentado, ya que acudieron al negocio donde su hija laboraba e intentaron matarla de nueva cuenta, obligándolas a pedir ayuda con conocidos para poder salir del estado.

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En un inicio buscaban llegar a Tijuana para de ahí cruzar a Estados Unidos, pero al no existir vuelos disponibles tuvieron que viajar hasta Ciudad Juárez.

Al llegar a Juárez se refugiaron en un albergue donde ya tienen varias semanas y poco a poco van conociendo el proceso para solicitar asilo político y adaptándose a lo que ahora es su nueva vida.

“Nosotros no conocíamos nada de acá, no sabíamos que había una aplicación, nuestros planes no eran viajar, no eran nuestros planes emigrar para Estados Unidos. Yo le decía a mi hija, ‘el que es perico donde quiera es verde’ si queremos hacer algo en la vida donde quiera lo vamos a hacer. Yo tenía ese concepto y si yo salí de mi estado, fue para resguardar mi vida”, agrega.

Ahora, a más de 2 mil 600 kilómetros de su casa espera poder tomar una decisión, ya sea de cruzar de forma ilegal o esperar la cita del CBP One, pues quedarse no es una opción para ella.

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“Esto es algo que yo no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Muchos dicen que es el sueño americano, pero para mí no lo es, mi sueño era en Chiapas, esto vino a dar un golpe muy fuerte”, asegura.

En recorridos realizados este diario, se logró constatar cómo algunos de los desplazados se encuentran en cruceros pidiendo dinero con todo y niños, para poder sustentar el alimento del día, aun con las altas temperaturas que siguen registrándose en Ciudad Juárez. En el cruce de Simona Barba y Plutarco Elías Calles, este diario encontró a una familia de chiapaneca que relató que llegaron a la frontera hace dos semanas huyendo de la violencia.

Al no tener donde vivir y un trabajo, la pareja se turna para pedir dinero a los automovilistas que pasan por el cruce.

“Hola amigo, yo vengo de Chiapas. Apóyame con una moneda para comprar comida o despensa”, dice una de las cartulinas.

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