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En la Clínica Número 71 de Especialidades del IMSS en Torreón, unos 50 trabajadores del instituto esperaban el cortejo fúnebre que llevaría los cuerpos de sus compañeras Dora, Cecilia y Aracely, las hermanas Pérez Gutiérrez que fueron asesinadas el jueves por la noche en la colonia Compresora, al poniente de la ciudad.
Hombres y mujeres ataviados con sus uniformes de trabajo y con globos blancos comenzaron a aplaudir apenas llegaron las tres carrozas con los cuerpos de Cecy, enfermera adscrita a la Unidad Familiar Número 46 del IMSS Gómez Palacio; Dora, subjefa de Enfermeras de la Clínica 71 del IMSS en Torreón, y Aracely, jefa de Grupo de Servicios Técnicos de la Subdelegación.
El cortejo provenía de la funeraria Gayosso, donde fueron veladas y se ofreció una misa. Fue mucha gente, pero debido a las medidas restrictivas por la emergencia sanitaria, únicamente se permitía el acceso de 10 en 10. A la misa sólo pasaron 30.
Conmovido por el aprecio de los compañeros, Juan Antonio, un hermano de las víctimas, dijo que los aplausos y porras eran un reconocimiento hacia sus hermanas, a las labores que hicieron en el IMSS. “Se entregaron mucho tiempo”.
Dora, Cecilia y Aracely eran parte de 10 hermanas y tres hermanos, una familia compuesta por seis bisnietos. Dora no tuvo hijos y su pareja falleció hace un año. Aracely dejó un hijo que trabaja en el IMSS, y Cecilia era soltera.
Cynthia Daniela Ramírez Pérez, sobrina de las tres mujeres, aseguró que sus tías eran un ejemplo a seguir, pues dedicaron toda su vida al IMSS y al servicio. “Les encantaba hacer lo que hacían”.
“Eran muy alegres, todos los martes se reunían en la casa de ellas, donde la noche del jueves fueron asesinadas presuntamente por un enfermero de la Clínica 16 del IMSS de Torreón y un machetero, quienes ayer fueron detenidos. “La familia Pérez Gutiérrez siempre fue muy unida. Les gustaba estar todos los hermanos juntos, siempre nos ayudaban a resolver si teníamos un problema”, relata la sobrina.
A Dora le encantaba su trabajo y su sobrina la calificó como un pilar importante para la Clínica 71. “Era muy querida. Y en la guardia simbólica que ofrecieron los compañeros, los aplausos se rindieron a la jefa Dorita. “Dorita está presente, Dorita está presente”, gritaban los colegas.
María, compañera de Dora, platicó que trabajó con ella desde que era intensivista. “Muy buena enfermera, muy eficiente, muy responsable”, la recuerda su compañera. “Yo creo se sabía el nombre de las 700 enfermeras que trabajan ahí”.
Dora pudo jubilarse hace 10 años, pero no lo hizo por amor a su labor. “Pidió prórroga porque no quería dejar su trabajo”, añade.
Cecilia, dijo Cynthia Daniela, era muy entregada, dedicada a sus pacientes. Aracely empezó como intendente y subió hasta la jefatura de servicios. “Las tres personas eran muy dedicadas”, comentó la sobrina.
Antes de que partiera el cortejo rumbo al panteón, la sobrina Cynthia Daniela pidió justicia.