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Villa Unión.— El bombero del municipio de Villa Unión Joaquín Cabrera Martínez fue velado y enterrado ayer en el panteón de la localidad, dos días después de que fuera privado de la libertad y asesinado por presuntos miembros del Cártel del Noreste.
Joaquín, de 43 años, fue uno de los dos civiles asesinados. Fue también una de las varias personas que fueron privadas de la libertad por los delincuentes, quienes quisieron obligarlos a que los guiaran a través de las brechas que rodean a Villa Unión, en su camino de huida.
El sábado pasado, los pistoleros entraron a la localidad, dispararon contra el Palacio Municipal y varios edificios para generar terror, pero fueron enfrentados por fuerzas policiales estatales, según relató el gobernador de Coahuila, Miguel Riquelme Solís.
Joaquín tenía apenas ocho meses de haber ingresado a la corporación de Protección Civil y Bomberos de Villa Unión, una pequeña fuerza integrada solamente por cinco elementos, la cual ahora ve reducido su número.
“Tenía poquito de conocerlo [a Joaquín]. Era muy serio, pero entregado a su trabajo”, contó Adrián, uno de sus compañeros en el cuerpo de bomberos.
El bombero asesinado era originario de Veracruz, pero ya tenía muchos años viviendo en Coahuila. Le sobreviven cuatro hijas.
Ayer, decenas de personas se dieron cita en la funeraria del pueblo. El féretro con el cuerpo de Joaquín fue subido a un camión de bomberos, que con las sirenas encendidas y custodiado por elementos de los municipios de Morelos, Zaragoza, Allende, Monclova y Villa Unión, hizo el recorrido hasta el panteón municipal.
En el cementerio, se rindió un último homenaje a Joaquín. Allí, Raúl Garza, director de Protección Civil de Morelos, Coahuila, dijo unas palabras.
“Todo bombero sabe que sale de casa y puede no regresar. Todos tenemos miedo de no volver”.
Después calificó a Joaquín de héroe, como cada uno de quienes portan el uniforme de bombero, y añadió: “Los grandes héroes se despiden con un reconocimiento. Aquí [hay] un verdadero héroe”.
Enseguida, el féretro fue conducido hasta la tumba, donde lo esperaba también una cruz de madera con su nombre, con la fecha de su muerte (3 de diciembre de 2019) y su edad.
Después vino el pase de lista de sólo tres bomberos presentes. El cuarto compañero también fue secuestrado por los criminales, pero fue rescatado con vida. “¡Joaquín Cabrera!”, gritó un compañero, y los presentes respondieron: “Presente” tres veces antes de bajar el cuerpo a la tumba.
Antes de ser enterrado, familiares y amigos se despidieron, le echaron tierra y algunas flores. Dos hombres cantaban una canción: “Más allá del Sol, más allá del Sol, yo tengo un hogar, un hogar, bello hogar, más allá del Sol”.
Así, empezaba a caer la tarde en Villa Unión.