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Desolación Huaves: sin agua potable ni servicios a 2 años del 7S

La población se siente discriminada por parte de las autoridades ante la falta de programas de reconstrucción

Foto: ROSELIA CHACA. EL UNIVERSAL
12/11/2019 |03:41Roselia Chaca / Corresponsal |
Redacción El Universal
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San Mateo del Mar

Las tumbas están hundidas, destruidas e inclinadas hacia todas las direcciones, tal y como los dejó el sismo del 7 de septiembre. El panteón municipal de San Mateo del Mar es espejo fiel de cómo está el pueblo huave a dos años del terremoto: totalmente abandonado.

El temblor no sólo se nota en el panteón, se ve en las calles, en la iglesia apuntalada, en muchas casas que aún no logran levantarse, en escuelas que no se reconstruyen y en unos baños secos, abandonados, saqueados luego de que se colocaran en las calles por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) durante la respuesta humanitaria.

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Debido a la ausencia de autoridad en la cabecera municipal, desde septiembre de 2017, a la policía se le dificulta controlar todo en el municipio, tal como la recolección de basura, los impuestos y la gestión de las obras públicas, debido a un conflicto político que se prolongó hace unas semanas en unas elecciones cuestionadas.

Roselia Gutiérrez, integrante de la organización local denominada Monopaküy, es puntual en señalar que uno de los rezagos que dejó al descubierto el terremoto, y que a dos años no se ha resuelto, es el agua potable. No tienen.

Durante todo el año se abastecen del agua dulce de los pozos, pero está contaminada, ya que el temblor y los miles de sismos que le siguieron al 7 de septiembre causaron la ruptura de las fosas sépticas de los baños, contaminando el agua de las lagunas y los pozos, únicas fuentes de líquido potable de la comunidad.

Además, los pozos familiares que existen en las colonias cercanas al mar se han mezclado con el agua salada.

Aun así, esta agua se consume, pues no tienen opción: no les han planteado abastecerlos con pipas y el agua de garrafón es muy costosa para adquirirla constantemente, ya que es una comunidad con una marginación y “rezago muy alto”, de acuerdo con el Coneval. La región ocupa el puesto 564 de 570 municipios en la escala estatal de rezago social.

De acuerdo con el proyecto de Recuperación temprana en San Mateo del Mar, impulsado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se determinó que otro de los problemas que observaron después del sismo es que la comunidad no cuenta con rellenos sanitarios ni planta de tratamiento de agua.

“Las seis toneladas de basura que se generan se queman y entierran bajo suelo en un tiradero ‘público’, a 5.5 kilómetros aproximadamente de la cabecera municipal”.

Esta falta de gestión de manejo de los residuos no sólo amenaza las aguas subterráneas y a los suelos, también los vientos desplazan estos desechos hacia los sembradíos y cuerpos de agua”, explican en los resultados del proyecto que realizaron junto con las autoridades municipales.

Para la organización Monopaküy, la forma de atender el desastre en San Mateo del Mar por parte de las autoridades fue deficiente y las consecuencias se notan a dos años, ya que en mucho se debió también al conflicto político que viene arrastrando el municipio desde 2017, pues el alcalde electo en esta localidad fue desconocido por los habitantes de la cabecera municipal y nunca pudo gobernar desde el palacio central.

Debido al deficiente programa de reconstrucción federal, a la fecha no existen herramientas de prevención y gestión de riesgos para los habitantes de este municipio de ikoots (huaves) en el Istmo de Tehuantepec, puesto que siguen vulnerables, construyendo en zonas inseguras, igual que antes del terremoto, sin técnicas antisísmicas, donde también han destruido las barreras de
protección naturales.

A pesar de que las clínicas de salud en este municipio fueron atendidas en su infraestructura, el sistema de atención de salud pública sigue siendo deficiente por falta de equipamiento, de personal profesional, así como de un sistema de agua potable y de drenaje.

Para Beatriz Gutiérrez, maestra y miembro de la organización civil huave, en San Mateo del Mar han sido discriminados desde las propias instituciones.

Debido a eso continúan en el abandono, sin agua potable, con rupturas en fosas sépticas, con afectaciones en escuelas y edificios públicos, y sin concretar una reconstrucción completa.

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