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Cancún.- A una semana de que inicien las celebraciones por el 49 aniversario de Cancún , el gobierno de Quintana Roo y el ayuntamiento de Benito Juárez presentaron un proyecto para remodelar El Crucero , una zona social e históricamente emblemática para la ciudad, que desde hace años es ubicada como un área conflictiva en materia vial, de seguridad e imagen.
Las obras, que iniciarán el 29 de abril próximo y culminarán el nueve de julio, con una inversión de 18 millones 717 mil 311 pesos, consisten en remozar las banquetas, modernizar la señalización, instalar semáforos e introducir nuevo tendido eléctrico, para mejorar la vialidad.
Sin embargo, el proyecto incluye un componente altamente polémico, rechazado por diversos fundadores, pioneros, arquitectos y urbanistas.
Se trata de la remodelación del Parque del Crucero , al cual se pretende despojar de sus árboles y jardineras para sustituirles por una “plancha” de cemento, palmeras y una moderna fuente ; también se destruirá el kiosko central, que es parte del mobiliario histórico de la ciudad.
Además, se reubicará a los trabajadores, quienes desde hace más de 30 años se reúnen ahí desde la madrugada para ofrecer sus servicios en pintura, carpintería, albañilería y otros oficios.
De acuerdo con el titular de la Secretaría de Obras Públicas (SEOP) , William Conrado , la reubicación será a una zona cercana, conocida coloquialmente como La Rejoyada, lo cual ha generado el descontento de los oficieros de El Crucero, quienes advierten que “ahí matan”.
El funcionario declaró a la prensa local que no habrá árboles ni bancas para evitar precisamente que la gente pernocte o pase largas horas en el sitio.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el periodista Francisco Verdayes -conocido como el “cronista no oficial de Cancún"- subraya que el proyecto atenta contra el espíritu de un programa diseñado en 1982 por el entonces gobernador de Quintana Roo , Pedro Joaquín Coldwell, medio hermano del actual mandatario, Carlos Joaquín González.
El programa, llamado “Nuevos Horizontes”, concitó los esfuerzos de las dependencias federales para dotar de servicios y regularizar la tenencia de la tierra en Puerto Juárez, que abarcaba la zona de El Crucero, mediante un acuerdo firmado el 25 de junio de ese año.
Verdayes recuerda que, como parte de esa iniciativa, en abril de 1986 comenzaron las obras de construcción del Parque de El Crucero y de una plaza comercial, pensado como un lugar de reunión para la población.
“El Crucero, sitio que marcaba una frontera social, será ahora punto de encuentro, de convivencia, de esparcimiento; se borran así las líneas de diferencias sociales”, se lee en una nota de prensa de aquellos años, que cita las palabras de Joaquín Coldwell, al colocar la primera piedra del Parque El Crucero, en cuatro mil 100 metros cuadrados de terreno, en donde también sembró uno de los primeros árboles del sitio.
El 40 por ciento de ese espacio sería -dijo entonces Pedro Joaquín- para áreas verdes; “habrá un kiosko y poco más de mil personas podrán disfrutar de los espectáculos que ahí se presenten”, se lee en la nota periodística.
El Parque de El Crucero fue inaugurado en julio de ese año y hoy constituye un espacio histórico para la ciudad, al que acuden las familias cada domingo, a pasear, a dar de comer a las palomas, a comprar aguas frescas, disfrutar de sencillos espectáculos con payasos o a escuchar a los pastores religiosos.
Todo eso desaparecerá con la nueva remodelación, porque no existe -al menos en la maqueta presentada y en los videos difundidos- indicio alguno de bancas o jardineras que permitan permanecer en el lugar. El kiosko y los árboles, también desaparecen de la escena, al igual que los trabajadores y las familias.
“Con este proyecto el gobierno del estado se está olvidando de su propia historia y está yendo en contra del objetivo social del programa ‘Nuevos Horizontes’, que precisamente hablaba de una nueva vida para la gente que venía a buscar trabajo; era un renacer.
“No puede ser que ahora, por una cuestión de elitismo o de imagen, les estorbe la gente porque afea el lugar; no puede ser que ahora les estorben los albañiles. No puede ser que piensen en tirar árboles y quitarle a la gente las bancas para que se achicharren bajo el rayo del sol. No puede ser que piensen en quitar el kiosko, cuando es uno de los pocos kioscos que tiene Cancún”, reprocha.
Fotos: Especiales
Entre 1954 y 1960, antes de ser el cruce de dos avenidas principales de la ciudad -la López Portillo y la Tulum- El Crucero era la intersección de dos carreteras federales.
La primera, conectaba a Valladolid, Mérida, con Puerto Juárez -un poblado de pescadores del cual surgió Cancún, hasta 1970- y la que conducía hacia Tulum, recuerda el también periodista.
El Crucero era también un campamento chiclero, rodeado de selva y vegetación diversa y el límite a donde llegaban los autobuses y camiones.
Para terminar una de las carreteras, que quedó inconclusa con la muerte del arquitecto, Carlos Lazo, entonces secretario de Comunicación y Obras Públicas (SCOP), el cinco de noviembre de 1955, los mismos pobladores fueron a sacar el sascab -material pétreo- de la llamada Rejoyada, para rellenar los manglares y terminar la vialidad, narra Verdayes.
Con el nacimiento de Cancún -en 1970- se vino un boom de migrantes, principalmente de gente que demandaba empleo. Para noviembre de 1975 se conformó el Fideicomiso Puerto Juárez, para hacer frente a la sobrepoblación que comenzó a registrarse en esa colonia, incluida la zona de El Crucero.
“El Crucero es un punto histórico que debe ser conservado. Si el pretexto es la seguridad y la mala imagen, que limpien, que pinten, que pongan iluminación y más vigilancia, mas policías. Pero no que quiten los árboles, ni que expulsen a la gente.
“Tenemos que defender el Cancún histórico de tanta remodelación, que parece que lo que busca es borrar la historia, porque se avergüenza de ella. Modernizan para borrar nuestra historia, la historia de la ciudad. El kiosko que quieren quitar es emblemático”, cuestionó.
En el mismo tono, Tiziana Roma, una de las pioneras de la ciudad, que se ha encargado de la defensa del patrimonio histórico de ésta, recuerda que hace ocho años, el entonces alcalde, Julián Ricalde, quiso hacer algo similar, pero fue receptivo y modificó la iniciativa original de remodelación.
“Era otro proyecto, pero igual querían quitar los árboles y levantar unos macetones. Nosotros y los fundadores nos manifestamos. Julián Ricalde hasta se burló de mí, y en broma me dijo ‘¿vas a defender el árbol donde guisheó (orinó en maya) tal…?. Al final se echaron para atrás, sí remodelaron, pero mantuvieron el sitio original”, evocó.
Roma calificó el proyecto estatal como “avasallante” y consideró que responde “al mismo estilo priísta, impuesto desde Chetumal, que no entiende que Cancún es otra cosa”.
afcl