Peribán.— La esposa de uno de los tres jóvenes desaparecidos desde el pasado 3 de octubre en el llamado Corredor de la Muerte imploró a los captores que le devuelvan a su papá a sus tres hijas, de ocho, seis y tres años de edad.
Los hermanos Bernardo de Jesús y Primo Cruz Medina, comercializadores de aguacate, y su trabajador Édgar Jafet Tavira Adame desaparecieron en el municipio de Venustiano Carranza, ubicado en los límites de Michoacán y Jalisco.
Mariela Esmeralda Álvarez Zárate, esposa de Bernardo, relató que ese día salieron de madrugada de su domicilio en Peribán, Michoacán, hacia el municipio de Zamora.
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Luego de recoger unas muestras de guacamoles, partieron en su camioneta a Guadalajara, de donde enviaron el producto gourmet a Cancún, Quintana Roo.
La joven madre cuenta a EL UNIVERSAL que de regreso “estábamos platicando de manera normal en el WhatsApp y de repente perdimos comunicación con ellos”.
Relata que a las 05:22 de la tarde su esposo le comentó que ya iba en camino de regreso a su casa y le envió la ubicación de una zona entre Jiquilpan y Sahuayo.
“Después de esa ubicación, mi esposo me envía otro mensaje [“¿Qué vamos a cenar?”]; veo el mensaje un poco más tarde, cerca de las 06:40, lo contesto, pero ya no le llega”.
Mariela Álvarez platica que sabían que algo les pasaba a los tres jóvenes, cuando su suegra, la mamá de Bernardo, le llama a ella y a la esposa de su cuñado, Primo.
Nadie sabía de ellos, a pesar de que siempre acostumbraban tener constante comunicación, y vieron que sus teléfonos se habían desconectado casi a la misma hora.
“Cuando nos damos cuenta que a cierta hora ya no hay actividad por parte de ellos, nos alarmamos, y fue cuando mis suegros acuden al Ministerio Público a poner la denuncia”, cuenta a este diario.
Mariela Esmeralda señala que a partir de ese momento empezó un verdadero infierno para ella y su familia, así como para la de su cuñado y la del trabajador. “Son los peores días de mi vida. Tengo tres niñas y para mí es un cúmulo de emociones. Trato de ser fuerte frente a ellas, pero me derrumbo”, revela.
Mariela enfatiza que hablar de los tres jóvenes es un orgullo: “Estoy casada con un hombre tan amoroso con sus hijas y de un corazón tan noble; maldad en él nunca hubo, al igual que en mi cuñado y en Jafet. Con toda certeza te puedo decir que los tres son personas de bien, que son hombres buenos y que lo único que quieren es trabajar para sacar adelante a su familia”.
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Familiares, amigos y habitantes de Peribán realizaron, hace unos días, marchas y manifestaciones para pedir ayuda y la aparición con vida de sus seres queridos.
Durante esas movilizaciones, también pidieron apoyo para las familias de todos los desaparecidos de Michoacán y del país, con quienes se solidarizaron.
“Recuerdas a todas las personas y sabes que no hay palabras para describir el dolor tan grande que se siente el tener la incertidumbre de que no sabes en dónde están tus familiares”, menciona.
Mariela resaltó el trabajo de la fiscalía de Michoacán, pero pidió la ayuda del gobernador, Alfredo Ramírez Bedolla (Morena), y del gobierno federal para la búsqueda.
También, enfática imploró a los captores de su marido que “no pueden dejar a sus hijas sin su papá. Quiero que esté aquí mi esposo y que mis hijas estén con su papá. Que lo liberen; que les regresen a mis hijas su padre”.
A su esposo, dice, “todos los días le hablo; le mando mensajes; le digo que lo estoy esperando y que todo esto es una prueba muy grande de la vida”.