Mexicali.— Desde 2021 a la fecha, nueve jóvenes han desaparecido del bar La Terraza del Shots, ubicado sobre una de las principales arterias comerciales de Mexicali, en plena zona turística . De ellos, tres desaparecieron en abril de 2023. Ni uno solo ha regresado a casa.
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El miércoles pasado, durante la atención a medios que la gobernadora Marina del Pilar Ávila realiza cada semana, el fiscal del estado, Iván Carpio Sánchez, reveló que por el caso de los jóvenes desaparecidos en abril hay dos hombres detenidos y uno más asegurado; este último, empleado del negocio y señalado como la última persona que tuvo contacto con las víctimas.
El funcionario explicó que un equipo especializado trabaja para imputarles los delitos de delincuencia organizada, narcomenudeo y desaparición forzada.
“Existe un grupo delictivo (...) Reconocemos la presencia de este tipo de personas que cometen este tipo de actividades [narcomenudeo] y se definen como integrantes de este grupo delictivo [Los Rusos, relacionados con el Cártel de Sinaloa]”, advirtió.
El pasado 8 de abril fue reportado el último incidente en el que tres jóvenes desparecieron en ese mismo negocio, también conocido como Shots Factory.
Estando en el lugar, los jóvenes entraron al baño cuando un guardia los llamó. Después de eso, ninguno regresó.
Por este hecho, durante el fin de semana pasado estallaron dos protestas frente a las puertas del bar, en donde familiares e integrantes de colectivos de desaparecidos se plantaron sobre la conocida calle Francisco L. Montejano para exigir la aparición con vida de David Alfonso Melesio Rodríguez, Manuel Bramasco y Mauricio Verdugo Fragozo.
“Vivir con el dolor de ver a tu hermano desaparecido no es vivir”, dijo una de las familiares. “La autoridad sí nos ha atendido, pero exigimos más, exigimos que hagan todo lo que está en sus manos para que regresen”.
La joven, que no rebasa los 25 años, viste de negro; su cuerpo y rostro lucen cansados, no recuerdan la última vez que durmieron con serenidad. Mientras habla y grita el nombre de su hermano, con sus manos sostiene una lona con su fotografía. La noche del 8 de abril, ella, su hermano y algunos amigos estaban juntos. La última vez que lo vio fue cuando un empleado del bar lo llamó y lo llevó al baño, de donde no volvió.
El domigo pasado, luego de manifestarse para exigir el cierre del lugar y la aparición con vida de las víctimas ante la impunidad y la apatía del Estado, en medio de la indolencia, prendieron fuego al bar.
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Mientras las llamas consumían parte del mobiliario, otros golpearon las paredes del negocio y un par de sillas quedaron desperdigadas sobre la banqueta. Elementos de bomberos llegaron y apagaron el fuego, pero el enojo de las familias nadie pudo controlarlo. Un par de hombres y mujeres ingresaron a la parte trasera del bar, donde se encuentran bodegas y unas cuarterías.
La noche del sábado pasado, personal de la Unidad Especializada para la Investigación y Persecución de Delitos de Desaparición Forzada de Personas y de Desaparición Cometida por Particulares realizó un cateo en esos mismos cuartos; los hallazgos: un arma de juguetería y droga.
De los jóvenes desaparecidos no hubo ninguna noticia.
Aunque la gobernadora apenas ha dedicado un par de menciones de las desapariciones en sus redes sociales, el lunes pasado el fiscal del estado encabezó una rueda de prensa donde reveló la intervención del gobierno estadounidense. Mientras esto pasaba, colectivos de desaparecidos participaban en una Brigada Internacional de Búsqueda, la cual está integrada por alrededor de 150 personas, la mayoría familiares de desaparecidos. Los apoyó personal de la policía municipal, Guardia Nacional, militares; también de la fiscalía y la Comisión Estatal de Búsqueda.
“Vamos a caminar lo que tengamos que caminar, vamos a ir hasta donde tengamos que ir, hasta encontrarlos”, sentenció una de las madres buscadoras que participa en las brigadas para hallar a desaparecidos.