Tlacoapa.— Son las 12 de la tarde del sábado afuera del Hospital Básico Comunitario, en la cabecera municipal de Tlacoapa, en La Montaña de Guerrero, donde una familia está esperando a su paciente; una mujer que a las cinco de la mañana parió.
La mujer fue atendida por un médico general. No tuvo complicaciones, pero si hubiera tenido, en el hospital, como en varios de la región, no cuentan con el personal para atender una emergencia. No hay pediatras, ginecólogos, cirujanos, anestesiólogos ni médicos internistas.
Si hay una emergencia, afuera hay dos ambulancias para trasladar a los pacientes al hospital más cercano; al general de Tlapa, a tres horas y media de camino.
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Esta situación no sorprende en Tlacoapa ni en ningún municipio de La Montaña, es algo común.
El exjefe de la Jurisdicción Sanitaria en esta región, Marcelino Milán Rosete, explica que en los últimos 15 años en los ocho hospitales básicos comunitarios (Tlacoapa, Malinaltepec, Alcozauca, Acatepec, Zapotitlán Tablas, Olinalá, Huamuxtitlán y Xochihuahuetlán) no ha habido ningún especialista.
Milán Rosete dejó de ser el jefe de la jurisdicción apenas en diciembre pasado y asegura que, aunque en los ocho hospitales estuvieran los especialistas, en este momento su atención sería limitada, pues sólo tres cuentan con el equipamiento, pero además, en todos ellos la falta de medicamentos es permanente.
“Si vienen los cubanos [que anunció el presidente Andrés Manuel López Obrador] que bueno, pero en las condiciones que están los hospitales, no podrán dar consultas básicas”, afirma.
Por separado, el médico cirujano y maestro en Salud Pública, Juan Manuel Carreón, explica que en el año 2000, la Secretaría de Salud federal implementó un programa de ampliación de servicios de salud en Guerrero.
Carreón recuerda que en ese entonces el gobierno de México solicitó un préstamo al Banco Mundial (BM) para la construcción de 14 hospitales básicos comunitarios en las regiones más marginadas.
Además de la construcción de los hospitales, el programa cubría el equipamiento y la contratación de médicos generales y especialistas para esos lugares.
A estos hospitales llegaron los especialistas. El compromiso era que se quedaran por lo menos 10 años, hasta que se formaran nuevos que los pudieran sustituir.
Sin embargo, detalla el médico cirujano, apenas pasaron unos cuatro años y los especialistas comenzaron a bajar a hospitales de las ciudades, abandonando La Montaña.
Esto fue, asegura Carreón, por la corrupción en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud (SNTS), que por compromisos políticos, amiguismos o por dinero, comisionó a muchos de estos especialistas a las ciudades y no a los sitios marginados.
“El problema de que los haya comisionado es que los especialistas están en las ciudades y sus plazas, adscritas en los lugares marginados. Las plazas ahí están, pero los médicos no, ese es el problema”, lamenta Carreón.
Hay equipo, pero no personal
Tlacoapa es un municipio pobre. Para llegar hasta ahí hay que recorrer un camino terregoso, estrecho y serpenteante.
La cabecera no es más de una calle con algunas casas, una cancha multiusos, el comedor comunitario, el ayuntamiento y el nuevo hospital. No hay más.
La Secretaría de Bienestar indica que en Tlacoapa hay 10 mil 92 habitantes, de los cuales, 9 mil 600 están en condición de pobreza y de estos, unos 5 mil 201 en pobreza extrema. Es decir, casi la mitad de la población apenas tiene para comer. Más de 90% pertenecen al pueblo me’phaa.
El Hospital Básico Comunitario de Tlacoapa es el más nuevo en la región de La Montaña. Hace dos años, el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) lo rescató de las ruinas, pues desde 2014 hasta 2019 la obra estuvo abandonada y sin avance.
El hospital fue puesto en marcha en julio de 2021. Es de los más equipados en la región, pues cuenta con quirófano, sala de expulsión, de rayos X, de recuperación postoperatoria, de urgencias, laboratorio clínico, seis camas de hospitalización, consultorio dental, además de sala de usos múltiples, oficinas de administración y residencia médica. El gobierno federal no escatimó; costó 70 millones de pesos.
Lo que falta son especialistas. Hace un año, el Insabi emitió una convocatoria para contratar médicos especialistas en pediatría, ginecología, cirugía general, anestesiología y medicina interna. Hasta ahora ninguno ha llegado.
Esto no es novedad. Uno de los dos médicos que hacen guardia cuenta que en los 28 años que lleva trabajando en este municipio han llegado dos especialistas, un pediatra y un anestesiólogo, allá por el año 2006; sólo estuvieron pocos meses. Cuenta que el anestesiólogo fue el primero que se retiró porque tenía muy poco qué hacer. “Qué podría hacer el anestesiólogo si no había cirujano; casi no hacía nada acá y se fue”, explica el médico.
Atención de voluntaria
A unos kilómetros de Tlacoapa, está la comunidad La Unión de las Peras, en el municipio de Malinaltepec. Hace dos años, ahí se construyó una Casa de Salud que está vacía, sin medicamentos, ni enfermeras, ni médicos. Ni pensar en los especialistas.
Quién sí está es Marisol Bruno, de 26 años de edad. Ella quería ser médica, pero no tuvo las posibilidades económicas para asistir a una universidad.
Marisol, desde hace cinco meses, es la encargada de la Casa de Salud. Cuenta que la mayoría de malestares con los que llegan sus “pacientes” son diabetes, hipertensión, heridas y partos.
Antes tuvieron una enfermera, cuyo sueldo pagaba la alcaldía, pero el nuevo presidente municipal dejó de hacerlo, así que el pueblo nombró a Marisol.
La Unión de las Peras cuenta con unos 320 habitantes y, para todos los que se enferman, Marisol lo único que les puede ofrecer es paracetamol. Cuando hay una emergencia mayor, de inmediato les recomienda trasladarse a Tlapa o a un consultorio particular, pero si la emergencia es durante la noche todo se complica más. Un servicio de taxi les puede costar hasta 2 mil pesos.
Jaime Bruno Arriaga, suplente de comisario, explica que la Casa de Salud fue construida para que estuviera un médico y una enfermera permanentemente, pero la Secretaría de Salud del estado ha ignorado su petición, incluso, en la última visita a La Montaña del presidente Andrés Manuel López Obrador le entregaron un documento con esa exigencia y otras más, pero hasta ahora nada.
La Casa de Salud está integrada por tres consultorios, una sala de recuperación, una pequeña farmacia y en la parte de abajo, un comedor y dormitorios.
“Nosotros nunca hemos tenido un médico; nosotros sí queremos un médico cubano porque lo necesitamos. Aquí está la Casa de Salud, que la equipen y le den medicamentos y aquí lo esperamos”, pide Jaime.
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