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Cuernavaca.— A petición del gobernador del estado, Cuauhtémoc Blanco, ayer la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) ordenó retirar la barda de concreto que confinaba cuatro carriles del Paso Exprés para transitar en alta velocidad.
El secretario de Obras Públicas del estado, Fidel Giménez-Valdés, informó que se pidió el retiro de la barda por el creciente número de accidentes automovilísticos y las más de 40 muertes registradas desde su construcción, en 2015. Se logró mediante recursos de presión y una denuncia ante Caminos y Puentes Federales de Ingresos y Servicios Conexos (Capufe) por omisión, explicó.
Detalló que la orden de la SCT es quitar las barreras en un tramo de aproximadamente siete kilómetros en ambas direcciones y, desde ayer, personal de Capufe comenzó a romper las uniones y a desalojar los escombros con maquinaria pesada.
Giménez-Valdés precisó que el retiro total de las barreras será únicamente en los tramos planos, mientras que en el desnivel no se moverán.
Capufe acató la orden de la SCT, pero advirtió que el retiro de las divisiones podría ocasionar más accidentes. En el oficio DRIVZCS/ST/03030/2018, el subdelegado Técnico de Capufe, Raúl Paxtian Ventura, aseguró que ello “generará mayor riesgo de accidentes viales por el cruce de vehículos a nivel y al tener obstáculos intermedios en los carriles de circulación, donde existen muros monolíticos de concreto armado como separador de carriles”.
En respuesta, Giménez-Valdés aseveró que la apreciación de Capufe deja de lado las más de 40 muertes, así como los 49 accidentes contados a partir de mayo a la fecha en ese tramo de 14.5 kilómetros.
Monumento al fracaso. En opinión de Giménez-Valdés, el Paso Exprés, construido con más de 2 mil 200 millones de pesos, es un monumento al fracaso del gobierno de Enrique Peña Nieto, porque “pretendieron exhibir una obra faraónica con un libramiento de 10 carriles donde no caben”.
Además, hicieron carriles de 3.20 metros de ancho, lo cual incumple la norma técnica de medición, pero, además, confinaron cuatro carriles para conducir hasta por encima de los 150 kilómetros por hora en espacios inadecuados y con la amenaza de los camiones pesados que requieren mayor extensión para dar las vueltas. “Sólo a ellos se les ocurrió hacer una autopista sin zona de acotamiento, todos corren peligro en esos 14.5 kilómetros”, expuso Giménez-Valdés.
Con este diagnóstico, el secretario de Despacho afirmó que al tramo carretero le espera una conversión radical que considera disminuir de 10 a ocho carriles de 3.50 metros y una vía de acotamiento de 2.50 metros.
El plan gubernamental considera primero pedir la desincorporación del tramo carretero a favor del gobierno de Morelos, mejorar las entradas y salidas a la ciudad, convertirla en un bulevar para provecho de la ciudad y cambiarle el nombre. Ya no será ni paso ni exprés, sino un bulevar con el nombre de Emiliano Zapata, a propósito de los festejos que se preparan para el siguiente año, afirmó Fidel Giménez-Valdés.
El secretario de Despacho informó que después del retiro de las barreras pedirán el reordenamiento de los carriles, repintar las rayas y dejarla a cuatro carriles.
El objetivo del gobierno estatal, agregó, es que el libramiento dé servicio a Cuernavaca, porque hasta ahora sólo genera contaminación ambiental, visual y ruido, pero lo más peligroso es el paso de los tráileres, cuando van por el carril de la derecha, porque cuando frenan de forma abrupta se llevan de tres a cuatro autos.
De acuerdo con el funcionario, los automovilistas pasarán los 14.5 kilómetros en 10 minutos con carriles desahogados y en cuanto a la circulación de los camiones pesados se va a solucionar con la construcción del libramiento norponiente, otro proyecto que tiene la administración de Cuauhtémoc Blanco.
Por esta vía circulan 110 mil vehículos diariamente y hasta 220 mil en fin de semana y, de acuerdo con Giménez-Valdés, esta modificación permitirá incrementar el turismo, porque habrá salidas a la ciudad a distintos puntos de comercio situados a las orillas de la autopista.