— A más de 3 mil metros sobre el nivel del mar yace el bosque de niebla de San Antonio Cuajimoloyas, comunidad de la sierra norte de Oaxaca, que en 1998 decidió abrir sus puertas al turismo ecológico y de aventura, permitiendo a todo el mundo disfrutar de los caminos y veredas donde los altos pinos decoran los prados y las formaciones rocosas del distintivo paisaje serrano.

Sólo dos años después de iniciar su proyecto ecoturístico, decidieron realizar la primera Feria Regional de Hongos Silvestres y otros productos no maderables. Este 2023 se celebra los días 15 y 16 de julio, después de tres años de inactividad debido a la pandemia.

Con el inicio de la temporada de lluvias, las setas comienzan a descubrirse en los llanos, praderas, al pie de los pinos y encinos del bosque de Cuajimoloyas. Julio es un mes predilecto para la búsqueda y recolección de hongos, por tal razón fue el elegido para llevar a cabo esta feria.

De diferentes colores, formas y tamaños se esconden entre formaciones rocosas. Foto: Mario Arturo Martínez
De diferentes colores, formas y tamaños se esconden entre formaciones rocosas. Foto: Mario Arturo Martínez

Vicente Luis López, coordinador del centro ecoturístico Yaa-Cuetzi, que significa “quiote de maguey” o “lugar de los magueyes”, explica que la feria se desarrolla durante dos días, y quienes asisten se adentran en los senderos del bosque para realizar un recorrido de aproximadamente tres horas hasta llegar a un lugar conocido como el llano de Tarajeas.

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Cada grupo que se adentra en el bosque va acompañado de un guía de la comunidad. Los participantes llevan la atención puesta en descubrir todos los hongos que brotan cerca del pasto o las que se esconden entre la hojarasca. La misión es recolectar la mayor diversidad de especies del reino fungi.

“La recomendación que les hacen los guías es que sólo recojan un hongo por especie, y así se van contando las especies. Una vez llegando al llano de Tarajeas, se realiza el conteo de las especies que cada grupo encontró y se premia a la canasta con mayor diversidad de especies”, explica Vicente López.

Debajo de los altos pinos y escondidos, en la última recolecta de la feria de 2019 se encontraron 270 especies, entre comestibles, tóxicas, curativas y venenosas. Foto: Mario Arturo Martínez
Debajo de los altos pinos y escondidos, en la última recolecta de la feria de 2019 se encontraron 270 especies, entre comestibles, tóxicas, curativas y venenosas. Foto: Mario Arturo Martínez

De acuerdo con el libro México, tierra de hongos de Cecilia Ofir López Sánchez, se calcula que en México puede haber cerca de 200 mil especies de hongos, de las cuales sólo se tiene información de entre 3.5% y 5% de ellas.

En la última recolecta realizada en Cuajimoloyas, en 2019, se encontraron 270 variedades, incluyendo del tipo comestibles, tóxicas, venenosas y curativas.

“Recuerdo que antes los hongos más comunes eran siete u ocho. Gracias a las recolectas y al contacto con los biólogos, nos fuimos capacitando sobre las propiedades de cada hongo, y así hemos aumentado la diversidad de hongos y su uso en la comunidad”, recuerda López.

Fruto de este conocimiento enriquecido, la gastronomía local también se ha beneficiado, pues según Cecilia Ofir, “en México se han documentado aproximadamente 320 especies de interés gastronómico, lo que demuestra su importancia como parte de la cultura”.

La gastronomía mexicana permite una gran variedad para casi todo tipo de hongos y setas. Foto: Mario Arturo Martínez
La gastronomía mexicana permite una gran variedad para casi todo tipo de hongos y setas. Foto: Mario Arturo Martínez

Vicente López hace hincapié en que el conocimiento de nuevas especies y sus beneficios ha hecho que la gastronomía aumente en variedad y forma de preparación año con año.

“Cuando era niño, el único hongo que consumíamos era el rojo, que le decíamos amanita caesarea. El hongo boletus, conocido como pancita, no lo consumíamos. Nadie nos dijo que tenía beneficios. Actualmente sabemos que ayuda a prevenir el cáncer y es un regulador natural de la presión arterial. Es uno de los más ricos para consumir”.

Cuando la colecta termina se realiza una comida con todas las personas que participaron en la búsqueda, recolección y clasificación de hongos. También se disfruta de una noche cultural.

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Al día siguiente se llevan a cabo conferencias, exhibiciones y eventos culturales relacionados con la micología, la gastronomía y la cultura oaxaqueña. Además, se pueden disfrutar de otros servicios que ofrece la comunidad, como una tirolesa de un kilómetro, senderismo o su puente colgante de 137 metros de largo y 21 metros de altura.

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