Ciudad Juárez.— “Consumir crystal entre los jóvenes es como si trajeras el mejor celular, el más nuevo y de moda. Así de ese tamaño está la adicción”, afirma Gregorio Sáenz, quien es consejero de Adicciones en Ciudad Juárez y en los últimos años ha atendido a decenas de jóvenes consumidores.
Entre esos jóvenes está Salvador, de 17 años, quien desde los nueve es adicto a esa sustancia. El crystal fue para él como una anestesia para esconder las situaciones por las qué pasó en su infancia, pues a los ocho años fue abusado sexualmente por su padrastro.
Además, Salvador viene de una familia donde el consumo de esta droga es normal, ya que sus tres hermanos también son adictos y su madre es vendedora, de acuerdo con lo que él mismo relató y que fue confirmado por su consejero.
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El joven de 17 años habita en Parajes de San Isidro, en Ciudad Juárez, una de las colonias de alto consumo de esa sustancia y de elevados índices delictivos, de acuerdo con datos oficiales.
El pasar consumiendo crystal por más ocho años convirtieron a Salvador en un joven introvertido, que prefiere estar solo o aislado de la gente, aun dentro del centro de rehabilitación, por lo cual se trabaja actualmente con él en temas de socialización y autoestima.
Son pocas las palabras que llega a decir viendo a los ojos a una persona. Además de ello, padece un problema de desnutrición y aun y cuando su color de piel es morena, ésta se ve incolora.
“Yo sé que sólo la sangre de Cristo te salva de esto”, expresa el joven, quien a raíz de su adicción, al llegar al rehabilitación en esa frontera tuvo que ser medicado por un siquiatra.
De acuerdo con lo que relató, antes de llegar al centro de rehabilitación fue rescatado por sus familiares de un centro siquiátrico donde estaba internado, pero no recibía un tratamiento directo para su adicción al crystal.
“Llegó sin hablar. Al trabajar con él platicamos sobre la situación por la que pasó, sobre quién lo atacó, que fue su padrastro. Empezó a hablar de todas las cuestiones que le habían pasado a sus 17 años, y comenzó a decir que sus hermanos R. F. y S., de 24, 16 y 18 años, todos consumen y su mamá vende crystal”, asegura
Actualmente, Salvador es medicado por un siquiatra y está logrando salir de la adicción al crystal, por lo cual cuenta con un contrato terapéutico para quedarse más tiempo dentro del centro de rehabilitación, poder acudir a la escuela abierta para concluir la secundaria y la preparatoria, y así lograr superarse hasta cumplir uno de sus sueños que es ser enfermero.
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Una historia común
De acuerdo con los consejeros de adicciones consultados por EL UNIVERSAL, la historia de Salvador es común en esta frontera, debido a que las mismas familias se involucran en la venta y consumo de esa droga.
“Él [Salvador] me platica que salía de su casa para no involucrarse o buscar huir un rato, pero los mismos jóvenes lo mandaban a robar focos para el consumo del crystal; por cada foco le daban 10 pesos, y de ahí comenzó a entregar los paquetitos de crystal y el pago se incrementó de 500 a mil pesos y después comenzó el consumo. Ahora ya no le pagaban con dinero, le daban en especie a la edad de nueve años”, relata Sáenz.
En esa localidad, el costo de una dosis de crystal es de mínimo 25 pesos, por ello la accesibilidad que tienen los jóvenes para adquirirla, ya sea para venderla o a fin de consumirla.
“Con 25 pesos puedes conseguir una dosis que sirve para uno o cinco fumes, pero se va incrementando la cantidad de consumo, porque lo primero que da es un trastorno de déficit de atención que hace que sólo estén pensando en cómo conseguir la siguiente dosis”, añade.
Drogas y delitos
A diario, las diversas corporaciones como la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM), la Fiscalía General del Estado (FGE) y la Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSPE) reportan la detención de personas por portación de armas y crystal.
Por ejemplo, el 24 de marzo, la SSPM informó que se aseguraron 800 gramos de crystal y armas en el interior de un vehículo abandonado en el fraccionamiento Villa Residencial del Real.
Diana Chavarri, titular del Fideicomiso para la Competitividad y Seguridad Ciudadana (Ficosec), indicó que si bien la estadística local en las dinámicas de consumo y tráfico de drogas es muy débil, las autoridades de salud, seguridad y procuración de justicia han identificado un incremento importante en el consumo local de crystal y el desplazamiento de otras drogas como la marihuana.
“La autoridad atribuye de 85% a 90% de los homicidios dolosos en Ciudad Juárez al narcomenudeo y se está tratando de resolver desde el ámbito local, pero se requiere de un compromiso contundente del gobierno federal para la investigación y enjuiciamiento de delitos federales, como es el crimen organizado y la portación de armas”, afirma Chavarri.
Aun cuando el consumo de crystal va en incremento y se atribuye la violencia a esa droga, en Ciudad Juárez los consejeros de adicciones y organismos como Ficosec señalan que no se cuenta con estadísticas actuales sobre la cantidad de personas adictas o que han fallecido por el consumo de ese estuperfaciente.
“Esas estadísticas las debe tener Salud, pero públicamente o al menos nosotros, no hemos tenido acceso ni algún registro que pueda tener a personas consumidoras y a qué droga específicamente, ni tampoco las causas de fallecimiento”, explica María Luisa Ponce Acevedo, coordinadora de la Unidad de Prevención a la Violencia de Ficosec.
Falta política de rehabilitación
En Ciudad Juárez se estima que existen 19 centros de rehabilitación activos, pero algunos no están certificados por el sector Salud y pese a eso laboran y atienden a la población.
En esta frontera se carece de camas hospitalarias para la atención de los pacientes que requieren de internamiento e inclusive de tratamientos integrales para tratar la adicción al crystal.
“En general, en camas estamos sumamente escasos y las que pudiera haber la gente no tiene el acceso a ellas por el costo que tiene un tratamiento. El estado como tal no tiene camas, los lugares en donde pudieran internarse son particulares, de asociaciones, pero el estado no tiene ni para el crystal ni para otra droga”, reconoce Ponce Acevedo .
Eso provoca que no se dé un tratamiento adecuado a la adicción, por lo cual se llega a atender a un adicto a marihuana y a crystal por igual.
“En el tema de crystal no existe una especialización, más allá de las camas, ni siquiera hay programas o metodologías que puedan dar una atención ambulatoria. Tampoco tenemos la capacidad, porque el sector Salud está saturado, dan el tratamiento y quieren abarcar, pero no se dan abasto”, detalla la coordinadora.
Debido a esa saturación se ofrecen de tres a cinco sesiones con un sicólogo para atender la adicción, lo cual no es suficiente para tratar el problema.
Lo mismo sucede en los centros de rehabilitación, que en algunos casos se han adecuado para atender a los adictos al crystal con base en la experiencia que les van dejando las personas que llegan por esta adicción.
“Mientras que no tengamos un programa de desintoxicación, de atención a los adictos, éstos no salen de la adicción. Ellos pueden hacer un esfuerzo de no consumir, pero lo sueltan y vuelven. Hay que darle un seguimiento, tratarlos, no sólo mandarlos con el sicólogo. Generalmente las personas que tienen este consumo de droga traen aparejado que fueron víctimas de algún delito o agresión dentro de la familia”, detalla el experto.