Santiago de Querétaro.— Como héroes, los perros rescatistas queretanos Athos y Tango fueron despedidos con honores por miembros de la Cruz Roja Mexicana en la explanada del asta bandera monumental, donde se realizan los más altos homenajes cívicos en el estado.
Con sus cenizas presentes, resguardadas en urnas con forma de elegantes caninos, autoridades municipales y de gobierno, además de comandantes de corporaciones de rescate, emergencias y primeros auxilios, recordaron la trayectoria de ambos perros.
En la línea de honor, Édgar Martínez, adiestrador de la unidad canina de Cruz Roja y manejador de Athos, escuchaba en silencio los discursos.
Detrás de sus lentes de sol y la mascarilla que le cubría medio rostro, ocultaba sus lágrimas, pero no el dolor por la pérdida de su compañero, al que conocía desde que tenía un mes de nacido.
Su cuerpo lo decía todo: en ningún lugar se sentía cómodo; Édgar miraba al cielo, luego bajaba la vista, descansaba sobre sus rodillas, desviaba la mirada al público y aplaudía con desánimo. Le faltaba su otra mitad, era un binomio incompleto.
Del otro lado de la explanada, Balam, hijo de Athos, miraba fijamente al desconsolado adiestrador. La conexión entre perros de trabajo y brigadistas es tan fuerte, que el perro de raza border collie, que sobrevivió al envenenamiento luego de pasar varios días en el hospital, sabía que algo andaba mal, y entendía mejor que nadie el ambiente melancólico.
Sin importar los protocolos, el animal dio unos pequeños tirones para llegar hasta Édgar, y cuando finalmente se encontró con su compañero humano, los dos se abrazaron en silencio.
Los asistentes pasaban saliva. Con un nudo en la garganta miraban la foto de ambos canes y recordaban anécdotas personales; también asistieron varios perros de trabajo portando sus respectivos uniformes, Protección Civil, bomberos, Cruz Roja Mexicana o ABC K-9.
“Un perro rescatista es una esperanza”, así comenzó su discurso Óscar Guevara, jefe de Bomberos Guatemala, quien viajó más de mil 500 kilómetros desde aquel país centroamericano hasta Querétaro para asistir al homenaje y último adiós a los perros de trabajo que murieron por envenenamiento el 13 de junio.
“He conocido muchos perros de rescate en mi travesía por varios países, pero ninguno como él; Édgar, no agaches la cabeza ante la barbarie cometida por una persona sin escrúpulos, ni tampoco albergues odio en tu corazón”, dijo el bombero.
Durante los protocolos se leyeron condolencias de la propia Federación Canófila Mexicana, quien reconocía en Athos a uno de los mejores perros de trabajo en el país, certificado ante la Organización Internacional de Perros de Búsqueda y Rescate.
José Enrique Muñoz Sosa, de la federación canófila, anunció públicamente la donación de dos perros border collie para integrarse al equipo de brigadistas de la Cruz Roja Mexicana.
Como en cualquier otro homenaje, se entonó el himno mexicano, se realizó un pase de lista en el que retumbaron tres veces los nombres de Athos y Tango y se realizó el toque de silencio.
Al término del acto, Édgar Martínez comentó: “Estoy muy conmovido por las muestras de amor que todos han brindado en este homenaje para Athos y Tango. Seguiré trabajando en la corporación, seguir capacitando a los binomios y seguir el legado que ambos perros nos dejaron”.
Por su parte, la Fiscalía General del Estado de Querétaro informó que Édgar ya presentó una denuncia por el envenenamiento de sus perros de trabajo y detalló que la madrugada de este viernes se realizó un cateo en la colonia Panamericano, en la capital estatal, donde se recabaron indicios sobre el hecho y se obtuvieron datos sobre el posible imputado, quien no se encontraba en el domicilio.