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Monterrey.— Integrantes de la Brigada Aérea contra Incendios Forestales, que realizan operaciones en todo México, cuestionaron, a través de un análisis técnico, que el gobierno estatal utilice helicópteros para combatir el fuego en zonas montañosas en lugar de aviones, que resultan más eficientes y económicos.
Explicaron que los aviones tienen una efectividad superior de hasta 93% en comparación con los helicópteros, y con un costo de operación de tan sólo la cuarta parte frente a dichas aeronaves.
Así, mientras la administración estatal ha pagado entre 5 mil 200 y 5 mil 300 dólares por hora por la renta de un helicóptero, según el gobernador Jaime Rodríguez, contratar un avión para sofocar incendios forestales representa un pago de mil 200 dólares por hora, de acuerdo con los pilotos de este tipo de aeronaves.
En marzo pasado, cuando Nuevo León pasó por una complicada situación de incendios forestales en varios municipios, y en la sierra de Santiago, dentro del Área Natural Protegida del Parque Nacional Cumbres de Monterrey, el gobierno estatal contrató varios helicópteros en Estados Unidos y Canadá. Además, recibió el apoyo de la Defensa, la Marina, la Conafor y Protección Civil México.
En pocos días, se reportó la pérdida de más de 16 mil hectáreas de vegetación en los municipios de Santiago, Rayones, Iturbide, Galeana, Linares, Montemorelos, Zaragoza, Aramberri y Doctor Arroyo, entre otros. Sin embargo, el citado grupo de expertos afirmó que esos siniestros continuaron después de que la administración estatal los daba por extinguidos, y estimó que la afectación fue mayor a la reconocida oficialmente.
En ese contexto, mientras El Bronco clamaba por apoyo, hubo quienes ofrecieron colaborar, pero fueron ignorados.
José Laga escribió en respuesta al llamado que el gobernador hizo en sus redes sociales: “Soy piloto aviador agrícola, quiero apoyar en Nuevo León y Coahuila, tengo a disposición 10 aviones listos para esa tarea, pero no me han tomado en cuenta ninguno de los dos gobiernos”.
Lo que ofrecen los aviones
Para el Análisis técnico de rendimiento y especificaciones aviones SEAT vs helicópteros, factibilidad operacional, los pilotos de aviones para uso agrícola y forestal contaron con la colaboración de la National Aerial Firefighting Center (NAFC) de Australia, la National Fire Protection Association (NFPA), agrupación que cuenta con más de 40 mil miembros en más de 100 países, y la Profinaco, de Aragón, España.
Explicaron los pilotos que las aeronaves que usan en sus tareas son aviones monomotor que tienen equipos de aspersión, tolvas de almacenamiento y compuertas para descargas libres.
Aviones como el Piper Pawnee 235, detallaron, pueden llevar desde 150 galones o 568 litros de retardantes espumantes, agua, retardantes polifosfatos, amonios y bromados, entre otras sustancias para sofocar el fuego.
Los aviones agrícolas y forestales que cumplen una función multiusos obtienen su sustentación de las alas, con velocidades de operación por encima de los 110 nudos (204 kilómetros por hora) hasta unos 160 nudos (297 km/hr), disponiendo de mayor maniobrabilidad y menor tiempo de respuesta para las operaciones contra incendios forestales frente a los helicópteros.
La mayoría de los helicópteros tienen motores turboprop que, esencialmente, es una turbina. Son motores con mucha potencia, pero cuando están en operaciones de descarga contra incendios forestales “desarrollan un vuelo muy lento, sostenido y casi estacionario”.
Esta condición genera una cantidad enorme de calor en las secciones calientes de la turbina, lo que reduce en más de 28% la performance de ascenso de los helicópteros, lo que les impide llevar cargas elevadas.
Los helicópteros rentados por el gobierno de Nuevo León, Bell 412, Bell 212 y Bell 407, por ejemplo, al operar a altitudes mayores a 2 mil 340 metros con una carga de 910 litros pueden realizar sólo un vuelo lento y casi estacionario no mayor a 10 minutos.
“Con estos parámetros es muy arriesgado y peligroso operar, tomando en cuenta que el consumo de combustible se eleva al triple y la versatilidad de operar y maniobrar a estas altitudes disminuye casi 40%”, se puntualizó en el estudio.
En suma, señalaron, el uso de helicópteros en el combate de incendios forestales es catalogado como una herramienta auxiliar a los aviones, para tareas de transporte de personal, logística, observación, movilización de equipos, rociar agua en secciones aisladas de terreno para atacar focos pequeños de incendios, “pero no para volúmenes extensos de incendios, en los que su eficiencia es muy baja, como se ha comprobado en operaciones de sierra y montañas en el mundo”.