Pátzcuaro.— El Cristo de la Tercera Orden es único en el mundo por su forma, en la que, cuentan, se quedó luego de moverse en la cruz,

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También es un santo al que cada Semana Santa se le realiza la Procesión del Silencio, en Sábado de Gloria y no en Viernes Santo, como lo marca la tradición católica.

El primer milagro

La historia dice que el 21 de julio de 1956 repicaron las campanas de la Capilla de la Tercera Orden franciscana, en el pueblo de Pátzcuaro, Michoacán, para convocar a la población. Los pobladores aseguran que nadie sabe quién las hizo sonar.

Cuando la gente se reunió y entró a la capilla “vio que la imagen del Cristo se estaba moviendo milagrosamente, como si se tratara de una persona todavía con vida”, relató Miguel Vega Saavedra, historiador y coordinador de la pastoral de medios de comunicación en la rectoría de San Francisco, en Pátzcuaro.

Narró que el obispo de Michoacán, fray Marcos Ramírez de Prado, comisionó al cura de Santa Clara para escuchar los relatos de los testigos de este acontecimiento y todos coincidieron en que vieron que la imagen se movió. Incluso, mencionaron que el brazo izquierdo era el que más se movía, como si el Cristo tratara de desprenderse de la Cruz.

Entre los testigos estaban el entonces alcalde de Pátzcuaro, don Diego de Bracamonte y Dávila; el padre rector del convento de San Francisco, Fray Luis Baños, y el gobernante indígena, descendiente del último emperador purépecha, Constantino Bravo Huitzimengari, entre otras personas.

“Todos coincidieron en ser testigos de este suceso y, bueno, pues a partir de ello cobró gran veneración esta imagen”, expuso Miguel Vega.

El Cristo tiene una postura en la cruz que no es tradicional, ya que está inclinado hacia adelante y a la derecha, lo que muestra un cuerpo suelto totalmente, colgado de la Cruz.

Destacó que esa postura representa justamente el instante posterior a la muerte de Cristo y eso, dijo, fue el primer milagro no humano del Señor de la Tercera Orden.

“Es una postura única que no se observa en ningún otro crucifijo ni de la época ni de épocas posteriores, y por ello la gente atribuye la postura a este suceso”, aseveró.

Miguel Vega detalló que la imagen está elaborada en la técnica prehispánica de pasta de caña de maíz, la misma que utilizaban los purépechas para elaborar a sus ídolos antes de la llegada de los evangelizadores.

Contó que inicialmente la veneración de este Cristo en Semana Santa era con una Procesión del Silencio que recorría las calles empedradas de Pátzcuaro. El Cristo de la Tercera Orden era cargado y exhibido, junto con los demás santos.

Esto cambió en la década de 1960, cuando el sacerdote que en ese momento custodiaba la imagen decidió que ya no iba a ser sacado para evitar deterioros, por lo que mandó a hacer una réplica, elaborada también por los artesanos purépechas.

El párroco también determinó que ya no fuera parte de la Procesión del Silencio del Viernes Santo, sino que su adoración de Semana Santa fuera el Sábado de Gloria.

“Eso lo hace todavía más un santo único, porque no hay otra imagen que sea venerada en Semana Santa, en Sábado Santo, en una Procesión del Silencio”, sostuvo Miguel Vega.

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Un milagro

Para los creyentes católicos de la Región Lacustre, y más aún para los feligreses franciscanos, el Cristo de la Tercera Orden es un santo muy milagroso.

Esperanza Huerta Oros asegura que el Cristo le salvó la vida a su esposo, Álvaro Escalera Camargo, de 73 años de edad, cuando enfermó de Covid, por lo cual estuvo 22 días intubado.

“Los médicos decían que no iba a sobrevivir, que él pues ya era un hombre mayor y que iban a hacer todo lo posible para que saliera adelante, pero ya era casi imposible.

“Y yo le decía: ‘Hijo, échale ganas. Aquí está el Señor de la Tercera Orden y él te va a ayudar’. Entonces, pues sí fue muy pesado y ya ni me quiero acordar”, platica.

Esperanza asegura que el Cristo la escuchó y su esposo, con quien está casada desde hace 50 años, sobrevivió.

Representa amor y vida

Para los seres humanos y eclesiásticamente el Cristo de la Tercera Orden representa el amor de Dios y la vida, explicó fray Alfredo Madrigal, rector de la iglesia de San Francisco en Pátzcuaro y guardián de la imagen religiosa expuesta en el altar principal de ese templo.

“Es algo muy importante para mí; para empezar, es un tesoro en el sentido arquitectónico, es un tesoro en el sentido religioso y de fe, pues es la expresión de mi Dios, de mi amor, y pues este gusto de la relación con Dios”, expuso.

Eclesiásticamente, agregó, el Cristo de la Tercera Orden representa para la congregación franciscana, para la Iglesia católica y para el mundo el amor.

El religioso confirmó que es una imagen única en el mundo por sus características y la manera en la que fue elaborada, además de su historia.

“Yo no he visto que haya otra imagen así. Similares, a lo mejor sí, pero esta es una imagen que tiene sus diferentes detalles particulares, que cuando uno se acerca realmente no puedes decir nada porque hay algo que te bloquea y te impone”, expresó.

Fray Alfredo destacó también la devoción de los feligreses, quienes todo el año ofrendan su tiempo y visitas a esa iglesia ubicada en Pátzcuaro.


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