Juchitán.— En los últimos seis meses ha crecido el número de migrantes atendidos en los hospitales de San Pedro Tapanatepec, Juchitán y Ciudad Ixtepec, quienes ingresan por enfermedades diarreicas agudas, traumatismo y deshidratación, además de mujeres con hipertensión y embarazos de alto riesgo.
El director del Hospital Civil de Juchitán, Ovidio Pineda Castillo, revela que desde noviembre de 2022 a la primera quincena de abril pasado ingresaron 45 pacientes oriundos de Guatemala, Honduras, Venezuela y China que, en su ruta de 150 kilómetros a pie desde Los Corazones, Chiapas, hasta Ciudad Ixtepec, sufren accidentes o enferman.
Dice que sólo la tarde del pasado 11 de abril fueron dados de alta dos pacientes de Venezuela que permanecieron tres días hospitalizados en el nosocomio de Juchitán; uno de ellos por una lesión en el pie y el otro por diarrea aguda, padecimiento que, con la temporada de calor de hasta 42 grados en el Istmo, es común entre la población migrante.
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En el hospital comunitario de San Pedro Tapanatepec constantemente atienden a migrantes con traumatismos severos que se accidentan al viajar en motocicletas entre Los Corazones-Tapanatepec y Zanatepec.
“Desde que las autoridades migratorias instalaron (...) un campamento en Tapanatepec, le pedimos a los migrantes que se abstuvieran de utilizar ese tipo de transportes que en la carretera federal representan un alto riesgo, pero ellos tienen la necesidad de avanzar, e incluso lo hacen caminando”, asegura el alcalde Humberto Parrazales.
Un taxista de Juchitán, Roberto, quien hace viajes colectivos a la zona oriente, cuenta que en sus recorridos se encuentra a grupos de 20, 30 o 50 migrantes caminando sobre la carretera, bajo el fuerte sol. “Traen niños, vienen mujeres, a quienes empujan una silla de ruedas. Quisiera ayudarlos, pero me pueden detener los de la migra nomás por darles el aventón”, cuenta.
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En el hospital civil de Ciudad Ixtepec, desde hace una semana dos menores venezolanos reciben la atención médica; una ingresó con un cuadro severo de deshidratación a consecuencia de una infección gastrointestinal y la segunda, quien posiblemente sea trasladada al hospital de la Niñez de Oaxaca, por problemas respiratorios.
Los migrantes dicen que temen a los asaltantes, a los agentes migratorios y los policías de todos los niveles. “Nos roban los permisos de viaje, nos quitan el dinero”, narran; a otros los ‘guardan’ en hoteles y los sueltan hasta que sus familiares manden el dinero, pero nadie, explican, quiere dar marcha atrás. Con todo y riesgos, quieren seguir hacia adelante, hacia su sueño.
En octubre del año pasado, en lo que el activista defensor de los migrantes Irineo Mujica define como una política migratoria “de bandazos e incongruente”, las autoridades de la Defensa Nacional, Marina y el Instituto Nacional de Migración pusieron en marcha el programa Impulso al reforzamiento de la estrategia migratoria del gobierno federal.
Dicho programa, recuerda Mujica, consistió en prohibir que las líneas camioneras le vendieran boletos a los migrantes y de pedirles a los presidentes de seis municipios istmeños que delataran la presencia de extranjeros, pero lo hicieron cuando el INM llevaba tres meses entregando permisos de tránsito en Tapanatepec a miles de personas.
Con todo y riesgos, “los migrantes vamos pa’ adelante”, comenta el venezolano Marvin, quien al lado de su esposa y una pequeña niña de unos tres años espera en el crucero de la ciudad a que el INM dictamine su situación. “No queremos quedarnos, queremos un permiso para seguir hacia adelante”.
El 10 de abril pasado, en conferencia semanal, el gobernador de Oaxaca, Salomón Jara Cruz, reveló que un promedio de 500 migrantes pasan todos los días por Oaxaca, desde la región del Ist- mo de Tehuantepec, y advirtió la insuficiencia del personal de vigilancia para protegerlos de los abusos que sufren por parte de los grupos delincuenciales.
Voluntarios de Protección Civil y personal del Grupo Beta detallan que sobre la carretera Panamericana de Tapanatepec a Oaxaca han auxiliado a migrantes caminando que presentan golpes de calor, deshidratación y males gastrointestinales.
“Los vemos en Zanatepec, Niltepec, Santo Domingo Ingenio, Juchitán, Tehuantepec y hasta El Camarón”, indica.
“Como se lo dije la semana pasada, desde agosto del año pasado se mantiene el paso incesante y creciente de cientos de migrantes por nuestro municipio y varios de ellos requieren atención médica de urgencia, y lamentablemente no contamos con ese servicio”, reitera la presidenta municipal de Zanatepec, Tania Isabel Escobar.