Oaxaca.— A pesar de que Daniela Pacheco planeó todo lo necesario para que su pequeño Daniel estuviera a tiempo en su primera clase online, el inicio de curso en la nueva normalidad la sorprendió. Y a proyecta que el ingreso de Nicole, su hija que está por iniciar el bachillerato, sea todavía más complicado.
La madre y jefa de familia reconoce en entrevista con EL UNIVERSAL que se mentalizó para iniciar el día desde las 7:00 de la mañana, a pesar de que las clases para su hijo estaban programadas para las 12:00 de la tarde, no obstante, en la reunión vía remota con padres de familia, dice, no hubo organización.
La nueva normalidad ha significado un reto para la familia, pues las clases de preescolar que se programan a mediodía, reconoce, son una actividad para que los niños no se aburran, adicional a ello, Daniela compró libros con ejercicios para practicar con su hijo y ahora ejerce también como una docente auxiliar.
Para el inicio de clases de su hija mayor, Daniela habilitó el taller donde elabora joyería de plata —actividad que constituye su ingreso principal— como una oficina donde tiene una computadora que no cuenta con cámara web para las clases en línea, así que deberá comprar el equipo.
Los días en la casa de la familia Pacheco inician desde muy temprana hora. Los tres desayunan a más tardar a las 8:30 horas, pues luego Daniela inicia su jornada laboral en su taller de joyería, que esta semana ha pausado actividades a la hora de clases del más pequeño del hogar.
Para él fue relativamente fácil adaptarse y aceptar las clases a distancia; sin embargo, la madre de familia señala que será más difícil cuando su hija se integre a las clases, pues tendrá que estar en línea de 7:00 a 14:00 horas.
Luego de volver al taller tras concluir las clases y posteriormente, la tarea, Daniela comienza a preparar la comida para su familia, actividad que combina con el resto de las tareas del hogar como lavar trastes, ropa o limpiar los cuartos.
Según Angélica Ayala, la presidenta del Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos, la pandemia ha mostrado una vez más “que el impacto les afecta de manera más grave a las mujeres, las niñas y los niños, como resultado de las medidas de confinamiento que no contemplan condiciones y necesidades”.
La ONU mujeres le da la razón. Según su informe más reciente, el efecto de la pandemia se recrudece en el caso de las mujeres y por ello en 2021, por cada 100 hombres jóvenes que vivan en pobreza extrema habrá 118 mujeres.
A ello se suma que, a causa del aislamiento, ha aumentado el trabajo de cuidados no remunerados, puesto que los niños toman clases en casa y las personas mayores necesitan cuidados y los servicios de salud no se dan abasto.
Daniela sabe que el reto de la pandemia es económico y por ello asume los gastos de manutención de sus hijos en 90%.
Admite que las madres solteras son discriminadas de forma constante, incluso en los casos en los que los hijos se han enfermado; en los sueldos, además de la discriminación moral hacia las madres que son solteras y la violencia económica que ejercen los padres al no asumir su responsabilidad en la manutención.
Tras seis meses de cuarentena, Daniela ha tenido que aprender a tener a sus hijos todo el día en casa y fortalecer sus habilidades para acompañarlos en clases, no obstante, la mayor lección que podría dejarle el periodo de aislamiento, insiste, es la paciencia.
“Es un momento como para reforzar amistades, hacer alianzas y fortalecer relaciones para adaptarnos a esta realidad”.