Chignahuapan.— La familia Rosete Guzmán lleva más de dos semanas confinada; sus cuatro integrantes han estado encerrados en su casa, de una sola habitación, en esta ciudad. Todos tienen Covid-19.
Los primeros en enfermar fueron el papá, Euscencio Rosete, y su hija de nueve meses; después cayeron la mamá, María Cristina Guzmán, y su hijo de ocho años. Todos presentaron fiebre, dolor de cuerpo y, en algún momento, hasta falta de oxígeno.
Un doctor les dijo que tenían síntomas de Covid y que no debían salir de casa, debían confinarse. Ahí se complicó todo.
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Euscencio ya había perdido su trabajo como albañil y su situación económica era precaria; además, sin la posibilidad de salir a comprar víveres o medicinas optó por pedir auxilio a través de la única ventana de su casa.
Hicieron un letrero en un cartón: “Nesecito ayuda (sic)”, y la comunidad respondió.
Durante su enfermedad han recibido despensa por parte de las autoridades locales y los vecinos les han apoyado con comida y medicinas. Ahora esperan a que el doctor les dé el alta.
Hasta ayer, la Secretaría de Salud de la entidad reportaba un acumulado de 64 mil 570 casos positivos de coronavirus, 346 más que el día previo, 63% en Puebla y su zona conurbada.
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Se tiene un registro de mil 246 casos activos, de los cuales, mil 163 se encuentran hospitalizados y 165 requieren ventilación mecánica asistida. A la fecha suman 8 mil 370 defunciones en la entidad, de las cuales, 36 se reportaron en las últimas 72 horas.
A principio de año, las autoridades estatales habían decretado un cierre de actividades no esenciales, pero para no afectar al sector comercial determinaron una reapertura gradual y apelaron a la responsablidad de la gente.
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Por ejemplo, quienes puedan trabajar desde casa lo deben hacer, especialmente labores administrativas que no sean de atención al público.
Se permiten las reuniones con amigos y familiares siempre y cuando sean en grupos máximos de seis personas en un jardín privado o espacio al aire libre.
*Con información de Édgar Ávila