Juchitán de Zaragoza.— No hubo música, rezos ni ritual zapoteca con la cruz de arena frente al altar familiar. Nadie cargó en andas el féretro de Cuauhtémoc de Gyvés de la Cruz, el primer fallecido en esta ciudad a causa del , el virus que amenaza a todo el mundo y que cambió las costumbres funerarias de estas tierras.

Más que el miedo, el protocolo de seguridad en el panteón fue lo que mantuvo a todos —incluidos los llantos y las lágrimas— a la distancia: a la madre, esposa y al resto de la familia.

Luisa de la Cruz no pudo abrazar a su hijo durante los ocho días que estuvo en el hospital del en Tehuantepec. Tampoco le preparó el camino al inframundo con un rezo ni le proporcionó un velorio como los acostumbra su arraigada cultura zapoteca.

La mujer no recibió el abrazo ni el consuelo de la comunidad por su hijo muerto... lloró a lo lejos y siguió con la mirada el camino del ataúd de madera envuelto en plástico rumbo al Yoo ba’ (cementerio).

Aunque la incineración es lo recomendado en estos casos, la familia decidió inhumar el cadáver de Cuauthémoc —quien falleció a los 65 años—, como dice el protocolo establecido para quienes mueren a causa de la pandemia.

Covid-19 cambia ritos funerarios: lo sanitizan antes de sepultarlo
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La carroza se estacionó frente al hospital de Juchitán mientras personal médico, enfermeras y administrativos salieron para hacer un pase de lista. Siguieron las porras y el reconocimiento a la lucha sindical de Cuauhtémoc.

“Siempre dijimos que la contingencia nos iba a alcanzar... ya nos alcanzó. Lástima que un compañero de este hospital sea el primer caso de defunción en el Istmo”, dijo la delegada sindical del centro de salud, la médico Yolanda Ulloa.

Las palabras de despedida se pronunciaron con fuerza para que fueran escuchadas más allá de las rejas de la institución, donde estaban los familiares de Cuauhtémoc, quienes se bajaron de sus vehículos sólo para el breve homenaje.

El cuerpo estuvo todo el tiempo en la carroza.

“Que su muerte sirva para que no haya más defunciones. Gracias, héroes de la salud”, fue el mensaje del expresidente municipal de Juchitán, Leopoldo de Gyvés, hermano de Cuauhtémoc.

Después de 15 minutos, la reducida comitiva avanzó hacia el panteón municipal Domingo de Ramos. El personal de la funeraria sanitizó el féretro por cinco minutos más y luego lo depositó en el mausoleo familiar.

Sin armas contra la pandemia

Cuauhtémoc de Gyvés de la Cruz murió la madrugada de ayer y fue la primera persona indígena que fallece a consecuencia del coronavirus en Juchitán.

Es el quinto fallecido en el estado, confirmaron los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO).

Cuando dio a conocer la noticia del deceso de su hermano, Leopoldo de Gyvés escribió en sus redes sociales un mensaje dirigido al presidente Andrés Manuel López Obrador, en el que explicó que el hospital de Tehuantepec, donde ocurrió el fallecimiento, así como los hospitales civiles de Juchitán y Tehuantepec, tienen serias carencias para afrontar la contingencia.

Los trabajadores de Salud de Juchitán han expresado en más de una ocasión —antes y después de que fue activada la contingencia— que los hospitales y clínicas de la región no se encuentran preparados para atender a los enfermos de coronavirus en caso de que un brote se saliera de control.

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