Atlixco.— De la mano de artesanas de la región, Agatlix, empresa dedicada a la elaboración de joyería con hueso de aguacate, fabrica sus piezas con un toque de amor y originalidad para ofrecer un pedacito de la historia de este municipio poblano.

Isabel Tlapacoyoa Rojas, creadora de la empresa, cuenta que todo inició debido a una fallida exportación de aguacate. Comenta que en la región se producen principalmente tres tipos: el fuerte, el hass y el criollo. El fuerte es el endémico de Atlixco, y es el que identifica a la región por la historia del árbol del aguacate que durante algunas décadas lograron unir a este municipio con California, Estados Unidos.

Esto se dio debido a que un habitante estadounidense viajó a Atlixco y se llevó a California un ejemplar del aguacate. A todos los tipos de aguacate que llevaron para allá les pusieron un número para poder identificarlos, y al de Atlixco lo catalogaron como un ejemplar número 15. Con esto, Adolfo Rodiles, de la hacienda San Diego La Blanca, y Enrique Gilly, de la hacienda de Xahuentla, fungieron como viveros de la variedad fuerte para los productores de California.

Agatlix cuenta con puntos de distribución en Ciudad Juárez, Chihuahua, Puebla y en el
municipio de Atlixco. También cuenta con tienda en línea e incorporó línea de belleza natural. Foto; de Omar Contreras
Agatlix cuenta con puntos de distribución en Ciudad Juárez, Chihuahua, Puebla y en el municipio de Atlixco. También cuenta con tienda en línea e incorporó línea de belleza natural. Foto; de Omar Contreras

“En 1913, la zona de Altadena, California, es golpeada por una helada destruyendo la mayoría de los cultivos. Las plantas que lograron sobrevivir fueron las denominadas número 15 [el aguacate de Atlixco]. En ese momento, reconociendo la fortaleza de la planta, se le nombró variedad fuerte”, cuenta Isabel.

Para dejar constancia de este hecho, nombraron a un inmueble, en el barrio de San Juan de Dios, donde se encontraba esta planta de aguacate, la Casa de Aguacate Padre, y colocaron un par de placas en memoria de los involucrados.

Al conocer esta historia y ver que los aguacates que se iban a exportar en su momento no pasaron el proceso de calidad, Isabel no quiso tirar la fruta y decidió emprender.

“Hice varios proyectos, uno fue la elaboración de gelatinas y otro extraer el aceite de aguacate de forma casera, pero estos proyectos fallaron. Cuando conozco la historia del árbol de aguacate sembrado en Atlixco, decido emprender creando accesorios y joyería para ofrecer una pieza que recuerden el lugar que visitaron a través de éstos”, comenta.

Es así como el 7 de julio de 2013, Agatlix inició la producción de joyería y bisutería artesanal, a base de la semilla del aguacate. Para la creación de las piezas, primero se recolectan las semillas y se les da un tratamiento que dura aproximadamente dos horas, para después poderlo trabajar.

“Esta semilla va a pasar por una máquina rebanadora, que es en lo que más nos apoyamos para poder avanzar en el proceso de producción. Una vez que están listas estas rebanadas, tenemos que irlas separando, ya que algunas no están bien cortadas, otras se separan dependiendo de los diseños que queremos sacar, no todo es el mismo estilo. Se van separando en trocitos, rebanadas o para algún tallado en especial que deseamos hacer”, comenta Isabel.

Una sola artesana puede elaborar hasta 150 piezas a la semana, como
pulseras, collares y aretes, cuyos precios van de los 25 hasta los 850 pesos. Foto: de Omar Contreras
Una sola artesana puede elaborar hasta 150 piezas a la semana, como pulseras, collares y aretes, cuyos precios van de los 25 hasta los 850 pesos. Foto: de Omar Contreras

Después, estas semillas se dejan deshidratar por unos tres días máximo. De ahí, dependiendo de la pieza que se vaya a elaborar, comienza el trabajo de fabricación de la joyería.

Cada accesorio tiene diferente tiempo de elaboración, ya que cuidan hasta el más mínimo detalle. Un collar; por ejemplo, puede tomar mayor tiempo ya que el proceso de elaboración es mucho más largo debido a la cantidad de piezas que se utilizan para confeccionarlo.

Una sola artesana puede sacar hasta 150 piezas a la semana, dependiendo el modelo que se vaya a elaborar, esto va mezclado entre pulseras, collares y aretes. Los precios aproximados van desde los 25 hasta 850 pesos, dependiendo de la pieza que se desea adquirir.

Isabel platica que la temporada de pandemia fue muy complicada para ellos, ya que dejaron de tener visitantes en la tienda que se encontraba en el centro de la ciudad. Fue así como decidió cerrarla y vender sus productos directamente en el lugar de producción. Con esto, pudo mantener el trabajo de las artesanas y de las demás personas que trabajaban en Agatlix en ese momento.

Pero no todo fue negativo, ya que en esa época Isabel decidió elaborar un collar, una pieza única y diferente, que lleva el emblema de la marca, que son pequeños pétalos de flores formando la figura de un aguacate. Este collar está elaborado en plata y lleva trocitos de la semilla de aguacate con caída con piedra ágata.

“Los trocitos de la semilla los fuimos perforando uno a uno y se metieron en los alfileres. El tiempo de elaboración fue de dos semanas, más una de planeación. Quisimos darle una identidad a este accesorio, el cual es muy especial porque se mostró a nivel internacional en una exposición en Dubái, y con esto mostramos un poco de la identidad de Atlixco, Pueblo Mágico”, comenta Isabel.

Ahora, Agatlix cuenta con puntos de distribución en Ciudad Juárez, Chihuahua; Puebla, y en el municipio de Atlixco. Isabel decidió ampliar las instalaciones en el área de producción para que los visitantes puedan observar cómo es la producción de este tipo de joyería. También abrió su tienda en línea e incorporó línea de belleza natural.

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